El sentido de la vida para Viktor Frankl
Cuando pasamos por momentos de mucho dolor y desesperanza, nos preguntamos si la vida tiene algún sentido. ¿Cómo podemos solucionarlo?
Comenzaremos tratando de descubrir qué es la desesperanza.
Todos sabemos reconocer la desesperanza. Todos la hemos sentido alguna vez. Pero quizá no sabemos que la produce.
¿Qué produce la desesperación?
Pocas respuestas son tan claras como la del doctor Viktor Frankl. Frankl fue un neurólogo y psiquiatra austríaco que vivió la terrible época del holocausto nazi. Estuvo en varios campos de concentración, incluyendo los tristemente famosos Autschiwtz y Dachau.
Frankl ayudó a prevenir suicidios de otros internos en los campos de concentración. Él sobrevivió al holocausto, pero su esposa y sus padres fallecieron.
Pocas personas han conocido tan de cerca lo que es el sufrimiento en circunstancias extremas. Pocas personas tendrían tantos motivos para la desesperanza. Pero Frankl encontró la manera de mantener siempre la esperanza.
Para que su experiencia sirviera a otros, escribió un libro que se convirtió en clásico. “El hombre en busca de sentido”.
Debajo tienes una entrevista en la que Frankl nos cuenta cómo mantener siempre la esperanza. Te recomiendo que lo veas, pero por si acaso no puedes ahora, recojo debajo lo más importante.
Decisión
¿Por qué algunas personas se mantienen firmes ante la adversidad, mientras otros se hunden?
Para Frankl la diferencia es la decisión. La decisión de decir yo quiero ser esto o aquello y mantenerlo a pesar de las circunstancias adversas.
Desesperanza
¿Qué pasa entonces cuando alguien se desespera?
Frankl dice que la desesperanza responde a una fórmula:
Desesperanza= sufrimiento – propósito.
El sufrimiento por sí mismo no produce desesperanza. Es sentir que el sufrimiento no tiene propósito lo que causa la desesperanza.
Si encontramos un propósito, el sufrimiento se puede soportar y se puede llegar a convertir en un reto.
¿Y si las condiciones son muy complicadas?
Siempre hay circunstancias que limitan nuestra libertad. Es una libertad limitada. Pero por complicada que sea la situación, siempre tenemos al menos una opción: elegir nuestra actitud.
Una gran lección para todos aquellos que lo están pasando mal y que creen que la vida ha sido injusta con ellos.
Si no está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor, siempre podrás escoger la actitud con la que afrontes ese sufrimiento.
¿Cuál es el sentido de la vida?
El sentido de la vida no es algo que preguntes, es algo que respondes.
Para Frankl el hombre no debe preguntarle a la vida cuál es su sentido. Debe ser él quien responda a la vida, siendo responsable y encontrando “su” sentido. La respuesta será diferente para cada persona porque será creada por el propio individuo. Pero no es una respuesta intelectual ni espiritual, sino de acción. Dice Frankl:
Nuestra contestación tiene que estar hecha no de palabras ni tampoco de meditación, sino de una conducta y una actuación rectas.
Una vez encuentras tu sentido, puedes superar cualquier obstáculo.
Esto escribe Frankl en su libro:
Y yo me atrevería a decir que no hay nada en el mundo capaz de ayudarnos a sobrevivir, aun en las peores condiciones, como el hecho de saber que la vida tiene un sentido. Hay mucha sabiduría en Nietzsche cuando dice: «Quien tiene un porqué para vivir puede soportar casi cualquier cómo.» Yo veo en estas palabras un motor que es válido para cualquier psicoterapia. Los campos de concentración nazis fueron testigos (y ello fue confirmado más tarde por los psiquiatras norteamericanos tanto en Japón como en Corea) de que los más aptos para la supervivencia eran aquellos que sabían que les esperaba una tarea por realizar.
Ya he escrito en este blog, que más importante que la fuerza de la voluntad (willpower) es la fuerza del porqué ( why power)
El sufrimiento es relativo
Cabría establecer una analogía: el sufrimiento del hombre actúa de modo similar a como lo hace el gas en el vacío de una cámara; ésta se llenará por completo y por igual cualquiera que sea su capacidad. Análogamente, el sufrimiento ocupa toda el alma y toda la conciencia del hombre tanto si el sufrimiento es mucho como si es poco. Por consiguiente el “tamaño” del sufrimiento humano es absolutamente relativo, de lo que se deduce [también]que la cosa más nimia puede originar las mayores alegrías.
Una vez leí, no recuerdo dónde, que no cambia la cantidad de nuestro sufrimiento, sino su calidad. Si tu actitud es la de sufrir, encontrarás un motivo para sufrir en cualquier circunstancia. Pero si decides sobreponerte a los problemas, lo harás ocurra lo que ocurra.
El sentido de la vida y la muerte
La muerte solo aterra a quien no sabe llenar el tiempo que le es dado para vivir.
Lo que realmente nos asusta de la muerte no es dejar de existir. Lo que nos da pánico es dejar la tierra sintiendo que hemos desperdiciado nuestra vida, que no hemos hecho aquéllo para lo que estamos llamados.
Encuentra tu porqué y tu vida tendrá un sentido.
Encuentra tu porqué y superarás cualquier sufrimiento.
Encuentra tu porqué y cuando mueras, morirás sintiendo que has hecho todo lo que debías.
El libro es absolutamente imprescindible. Si no lo has leído, te lo recomiendo.
Amigo Iván, te pego mi entrada sobre la desesperánza según yo y luego Job:
domingo, 1 de marzo de 2015
Desesperanza
¿Levantarse cada día para ir a la ocupación, volver a casa para dormir, cumplir con deberes maritales estando cansado, volver a levantarse temprano para volver a repetir lo mismo, y sentirse perturbado si cambia nuestra zona de confort?
Luchar por nuestro puesto de trabajo, por los ascensos y el día a día del negocio, sin límite de tiempo, salvo en algún caso la “jubilación” ¿Es vivir?
No disponemos de tiempo para jugar con nuestros retoños, con nuestra esposa, ir a la reunión del sindicato o del partido, del club de fútbol ¿Es eso vivir?
Yo tenía claro cuales eran mis afanes, nunca los conseguí, eran afanes solo del mundo: sexo en exclusiva, vivienda y trabajo bien pagado.
Nunca me pregunté por el precio de todo ello, hoy lo conozco y no valía la pena, estaba sobrevalorado.
He trabajado 50 años, comencé joven, ahora soy viejo, he acumulado mucho. ¿Quién va a gastar lo acumulado?
Firmado: “Un humano desesperado”
Lectura del libro de Job (7,1-4.6-7):
Habló Job, diciendo: «El hombre está en la tierra cumpliendo un servicio, sus días son los de un jornalero. Como el esclavo, suspira por la sombra, como el jornalero, aguarda el salario. Mi herencia son meses baldíos, me asignan noches de fatiga; al acostarme pienso: ¿Cuándo me levantaré? Se alarga la noche y me harto de dar vueltas hasta el alba.
Mis días corren más que la lanzadera, y se consumen sin esperanza. Recuerda que mi vida es un soplo, y que mis ojos no verán más la dicha.»
Solo la fe encontrada en mi camino me ha salvado de la desesperanza.
Sila querés (comodicen en argentina) ver en el original entra aquí: http://tribunaavalon.blogspot.com.es/search?q=desesperanza
La cuestión es ¿y qué habrías cambiado?
Dices amigo Iván:”La cuestión es ¿y qué habrías cambiado?”
Nada hubiera podido cambiar, pues estaba metido en “ese” espacio temporal, y no hice uso de las herramientas que se me dieron en la niñez y que no supe o quise mantener en la praxis diaria.
El vivir, como el existir, en palabras del sabio es “optar por lo mejor en medio de las seducciones de lo peor”.
En el existir te vas a encontrar las llamadas “trampas para osos”, son unos pozos profundos que te mantienen preso hasta que el trampero viene para matarte.
Sólo si el oso viaja con las herramientas necesarias –en este caso sería una pala o una escalera plegable- tiene posibilidades de éxito.
En mi particular caso, escapé del modo como cuento por partes en mi Tribuna, desde dónde intento compartir “herramientas para sobrevivir”.
Un abrazo amigo mío.
Me gusta lo de las trampas para osos. Muchas veces nos pillamos los pies en ellas, y bueno… mejor tener alguna idea de como salir de allí, porque si no, nos podemos quedar atrapados por los siglos de los siglos.
En cuanto a dejarse llevar por el siempre conseguir más cosas, ya sabes que yo pienso de una forma un poco distinta a la tuya. No soy tan minimalista, pero es cierto que es necesario considerar cuáles son las prioridades para no perderse en un bosque del que no podemos salir.
Mientras hay vida hay esperanza y Mientras hay vida hay desesperanza. Las dos frases suelen ser validas. Las dos suelen ir mezcladas. Una cierta desesperanza puede ser buena. No hay que hacerse falsas ilusiones. Si no esperas grandes cosas tampoco te desesperas por ellas. Vivir sin esperanzas pero nada de desesperarse, en cualquier caso.
Es un equilibrio complicado, desde luego.