Puede ser que siempre haya sido caótico.
Tengo un amigo con el que he quedado muchas veces a charlar. Él es mucho más sistemático que yo. Pero en casi todos los temas, él siempre busca dejar más espacio a la improvisación y yo busco tenerlo todo más controlado.
Creo en las reglas. Creo que prácticamente cualquier situación se puede resolver si tenemos las adecuadas reglas de conducta preparadas . Y creo que nuestra inteligencia, consiste en escoger de entre todas las reglas las mejores.
Las reglas de enfrentamiento.
En el ejercito existen unas reglas de enfrentamiento ( “rules of engagement” en inglés) que determinan en qué circunstancias, grados y manera se puede usar los diferentes medios para responder a una situación. Las reglas de enfrentamiento lo que tratan de evitar es que en una situación comprometida, un soldado se tenga que poner a pensar ¿ tengo que disparar ahora, o espero un rato más?, ¿debería intervenir? En el ejército, la duda puede equivaler a la muerte.
En nuestra vida real la duda no es tan peligrosa. Pero es como una serpiente que se mete en nuestro estómago y nos va ahogando. Y aunque no nos puede causar la muerte sí nos puede amargar la vida.
Cada vez que dudamos, sufrimos. Cada vez que dudamos, perdemos tiempo y no somos todo lo eficientes que podríamos ser.
No quiero que me entiendas mal.
La duda es inevitable. Pero no toda duda es inevitable. Solo la duda imprevista es inevitable.
Por eso hay dos tipos de situaciones: las situaciones que se repiten una y otra vez y que puedes preparar, y las situaciones que no se dan más que ocasionalmente y que no puedes perder el tiempo en preparar.
A mí me gusta preparar las situaciones que sé que me encontraré, para poder tener más tiempo y energía para afrontar las situaciones que no puedes prever.
Estableciendo las reglas de enfrentamiento. Un error una regla.
No es fácil establecer las reglas. Requiere un esfuerzo grande. Pero tampoco creo que sea necesario sentarse y determinarlas todas de golpe.
Lo que sí creo es que cada vez que nos encontramos en una situación que no resolvemos correctamente y creemos que nos vamos a encontrar de nuevo con esa situación, debemos crear una regla.
Y si ya teníamos una regla, y no ha funcionado bien, deberíamos pensar si es necesario cambiarla. Quizá es necesario o quizá no. Puede que la regla no haya funcionado, pero aún así sigamos pensando que es la mejor opción para resolver esa situación.
Podemos establecer las reglas como una simple frase, o como un gráfico o un diagrama. A mí me gustan los diagramas porque te obligan a plantearte las situaciones posibles. Pero me gustan las frases porque son más fáciles de recordar. Así que para recoger mi idea sobre las propias reglas haré ambas cosas.
Regla mejora constante:
Cada vez que el resultado sea mejorable, plantearme si he de cambiar mis reglas.
Por ejemplo: Puedo comprar un aparato sin seguro de rotura y que a los tres días se me caiga. Eso me debería llevar a plantearme si cambio la regla de “no comprar nunca un seguro para un producto electrónico”. Pero quizá tenga clara mi decisión de que, en general, no conviene adquirir el seguro. Y por eso no cambiaré la regla aunque la cosa haya ido mal.
Mi propósito de esta semana es crear las reglas más adecuadas para todos los días. Y ver en qué punto pueden fallar.
Advertencia: Hay una cosa muy importante acerca de las reglas, y es que las deberíamos crear lo más cerca de la pirámide que podamos. ¿Qué es la pirámide? Bueno, eso te lo contaré mañana.
Esta entrada forma parte de la Búsqueda de la confianza plena.