El eslabón perdido del lenguaje

El lenguaje nos hace humanos Durante mucho tiempo, psicólogos, lingüistas y neurocientíficos han estado trabajando duro en sus cerebros sobre cómo procesamos lo que escuchamos y leemos. Una de ellas es la renombrada lingüista y neurocientífica Angela D. Friederici, directora del Instituto Max Planck de Ciencias Cognitivas y Cerebrales en Leipzig. Gracias a ella, sabemos por qué los humanos, a diferencia de los animales, pueden aprender y comprender el lenguaje. Es su logro probar la famosa teoría d

El lingüista Noam Chomsky tiene una teoría de la gramática universal. Según esta teoría todos los humanos nacen con un sistema universal de gramática.

Y ahora la la renombrada lingüista y neurocientífica Angela D. Friederici, directora del Instituto Max Planck de Ciencias Cognitivas y Cerebrales en Leipzig cree haber probado esta teoría con datos neurocientíficos. Su libro, “Idioma en nuestro cerebro” acaba de ser publicado y representa el trabajo de toda una vida dedicada al aprendizaje del lenguaje.

“Los humanos nacen para aprender el lenguaje”, dice Angela D. Friederici en su libro “Aprendemos nuestra lengua materna sin ninguna lección formal y, sin embargo, somos capaces de manejarla en cualquier situación sin siquiera pensar en ello”.

Esta capacidad para el lenguaje permanece reservada para los humanos. Los simios, los perros y los loros son capaces de aprender palabras asociando un símbolo abstracto o un sonido con un objeto. Pero no pueden combinarlos según ciertas reglas para convertirlos en oraciones significativas.

Pero, ¿qué es lo que nos permite dominar esta habilidad? ¿Cuál es la base de este logro puramente humano? Estas preguntas fueron en el punto de partida de la carrera investigadora de Angela D. Friederici hace unos 50 años. Ahora nos da las respuestas.

En su  libro, Friederici explica cómo interactúan las estructuras biológicas en el cerebro, y de ese modo los sonidos se convierten en palabras, grupos de palabras, oraciones y finalmente en  contenido en solo milisegundos.

Gracias a investigaciones como las de Friederici, tenemos una idea aproximada de cómo el cerebro y la mente trabajan juntos cuando procesamos el lenguaje. Uno de sus hallazgos cruciales es que generalmente entendemos el lenguaje en tres pasos: Primero, las neuronas verifican si la forma de una oración es correcta, su gramática. Esto sucede automáticamente dentro de unos 200 milisegundos. Después de eso, en los siguientes 200 a 400 milisegundos, el cerebro intenta codificar el significado de las palabras. Si la estructura de la oración y las palabras no encajan entre sí, sigue un nuevo análisis.

En el centro del libro de Friederici y su equipo, está una conexión de fibra llamada fasciculus arcuatus. Esta conexión funciona de manera similar a una autopista de datos en la que se transporta información relevante para el idioma y, por lo tanto, es la estructura crucial para procesar la gramática, la base real del lenguaje.

Fasciculus es el diminutivo de haz, vendría a ser como hacecillo. Un grupo de fibras que en este caso se caracterizan por estar arqueadas.

Para los que quieran una definición más técnica el fasciculus arcuatus es un haz de axones que forma parte del fascículo longitudinal superior, una asociación del tracto de fibra. El arco arqueado conecta bidireccionalmente la corteza temporal caudal y la corteza parietal inferior a ubicaciones del lóbulo frontal.

 

El fasciculus arcuatus está muy desarrollado en el cerebro de todos los adultos en la tierra y varía mínimamente según el idioma nativo de una persona. Por lo tanto, es la evidencia neurocientífica de la teoría del lingüista Noam Chomsky, por la cual todos los lenguajes se basan en reglas gramaticales comunes y la capacidad de reconocerlas es innata en los humanos.

Los humanos poseen esta habilidad desde el nacimiento. Sin embargo, ciertas reglas de cada idioma sí deben ser aprendidas“, afirma Friederici. “Por lo tanto, en la fase sensible del desarrollo, se debe alentar la comunicación lingüística para desarrollar completamente el fasciculus arcuatus y, por lo tanto, el lenguaje completo”. Los niños que durante un tiempo muy largo permanecieron aislados como Kasper Hauser o “Genie” en la década de 1970 nunca lograron comunicarse en un lenguaje real.

Este tramo de fibra podría ser el eslabón perdido que explica el avance de la simple asociación de sonidos de animales con el lenguaje maduro de los humanos. El fasciculus arcuatus existe en humanos adultos pero no en otros primates y niños, y por eso en los humanos adultos las capacidades del lenguaje están más avanzadas. Incluso el lingüista Chomsky está convencido de esta idea. En el prólogo de “El lenguaje en nuestro cerebro” especula acerca de que esta estructura cerebral “parece haber evolucionado para servir a la capacidad humana de procesar la sintaxis, que es el núcleo de la facultad del lenguaje humano”.

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