(Hoy alteraré un poco el orden habitual del curso de creatividad gratis para incluir esta entrada, que me apetece añadir al curso, porque creo que es importante.)
” A veces la mejor manera de ser creativo es no hacer nada. Dejar que la vida transcurra sin ningún cambio y tener, simplemente los ojos muy abiertos”.
Eso es precisamente lo que estaba pensando hoy, cuando a raíz de un comentario de una amiga de twitter vi la historia del famoso grito de “Azúcar” de la cantante Celia Cruz. El grito de “Azúcar” es mítico en el mundo de la salsa. Es como una invitación al placer y al disfrute, al exceso, al ritmo y al baile.
Quién no conozca a Celia Cruz puede escuchar esta maravillosa canción. A ver si puede tener los pies quietos.
Porqué es buena la palabra azúcar.
Una palabra muy adecuada por varios motivos.
Primero porque el azúcar es obviamente algo que endulza las cosas, y echar a algo azúcar es hacerlo más placentero.
Segundo porque el azúcar ( la caña de azúcar) es el cultivo más característico de la isla de Cuba, origen principal y centro mundial de la salsa.
Tercero porque es una expresión que tiene la longitud exacta: tres sílabas. No es excesivamente corto pero tampoco demasiado largo, tiene exactamente la duración adecuada para ser un grito de guerra.
Cuarto porque siendo una palabra muy habitual, no tiene un significado que esté demasiado viciado ni que lleve la imaginación necesariamente a otra cosa.
La historia de la palabra azúcar para Celia Cruz.
Hasta el otro día no sabía el origen de esa expresión para Celia Cruz. Sin embargo lo descubrí con este vídeo.
Para los que no quieran ver el vídeo diré solamente que Celia Cruz acudía a un restaurante dónde la preguntaban si quería el café con o sin azúcar. Y que ella siempre lo pedía con azúcar. Se convirtió en una broma habitual con el camarero. Hasta que en algún momento Celia vio la posibilidad de usar ese grito con otra finalidad. Y fue un éxito absoluto.
La enseñanza.
Si cuento toda esta historia de Celia no es para contarte una curiosidad de la salsa. Es para contarte algo que me ha llamado la atención. Quizá lo que se podría esperar es que Celia hubiera estado pensando en posibilidades creativas de encontrar el grito adecuado. Que hubiera hecho un análisis de opciones, sopesando pros y contras. Que hubiera intentado una tormenta de ideas para buscar el alarido perfecto.
Pero no fue así. No hizo nada especial. Siguió su día a día. Y de pronto un día apareció. Entonces sí que hizo algo: se dio cuenta de la potencialidad del término. Y tuvo los ojos abiertos.
Porque quizá muchas veces ser creativo no es sentarse con la cara del pensador de Rodin junto a una hoja blanca y vaciar tu torturado cerebro sobre el papel.
Quizá a veces ser creativo es simplemente abrir los ojos a la vida, y cuando pasa la idea adecuada saber parar y decir: “Espera un momento. Esta idea es para mí”.