Alrededor de un 45% de nuestro comportamiento está compuesto por hábitos. Nuestro cerebro transforma los comportamientos repetidos en automáticos. Así que si mejoramos nuestros hábitos seremos mucho más parecidos a lo que queremos ser ¿no?
Todos sabemos que cambiar de hábitos es difícil.
Stephen Guise en su libro Mini-hábitos nos recomienda que usemos el cambio más mínimo posible: el mini-hábito.
Puedes ver el resumen en youtube o leerlo aquí.
Si nuestra motivación es alta, podemos hacer algo necesitando muy poca fuerza de voluntad. Es como el primer día que vamos al gimnasio después de habernos apuntado. Estamos ultramotivados y sentimos muy poca pereza. Todo parece muy fácil. Sin embargo, un par de semanas después, nuestra motivación ha bajado. Entonces necesitamos mucha más fuerza de voluntad.
Es como si fuera una fórmula: motivación+ fuerza de voluntad - dificultad de la acción = resultado.
Si nos ponemos un objetivo demasiado ambicioso como hacer 50 flexiones todos los días, el principio será fácil por la motivación, pero cuando esta desaparezca vamos a necesitar una cantidad ingente de fuerza de voluntad para conseguir nuestra meta.
Podríamos intentar mantener la motivación siempre alta, pero no es nada sencillo. Así que la respuesta que da Guise es bajar la dificultad de la acción. Así podemos desvincular la motivación de la acción y evitar la fatiga subjetiva, que es la que se produce cuando no te sientes capaz de hacer una tarea.
Es mejor tener objetivos vergonzosos y resultados imponentes que objetivos imponentes y resultados vergonzosos.
Un mini hábito es una rutina de comportamiento en su ínfima expresión.
Es un paso de bebé tan sencillo que es imposible que fracases.
Son cosas como hacer una flexión, dedicar 10 segundos a meditar, escribir una línea cada día, dedicar un minuto a estar con tus hijos, hablar con tus amigos 10 minutos a la semana.
¿Cómo puedes fracasar en eso?
La idea del minihábito es que al cumplirlo, se te generen sensaciones positivas y esas sensaciones te produzcan más ganas de volver a cumplirlo, generando una especie de bucle positivo.
Si realizas bien el minihábito, se convertirá en parte de tu naturaleza. La formación de hábitos depende de la persona y del hábito y no tarda entre 21 y 34 días sino más bien entre 18 y 254 según Guise. Sean o no esas las cifras, es muy variable lo que se tarda en formar un hábito. Pero tú notarás cuando se ha convertido en un comportamiento automático, porque te resultará más fácil hacerlo que no hacerlo. Formará parte de tu identidad.
En realidad, los minihábitos son una aplicación de un principio que data de tiempo inmemorial: Divide et impera. Divide y vencerás. Si cumplir un hábito es complicado, cumple un hábito más sencillo. Es además lo que predica el sistema del kaizen ( el proceso japonés de mejora continua)
A veces la humildad es el camino a la victoria.
Si te ha interesado el tema, te recomiendo el libro de Guise: Minihábitos.