Cambiar es muy complicado. En una organización, en una relación o en una persona. Para poder cambiar es fundamental conocer lo que es el “momentum”.
El principio del volante hidraúlico.
En su libro “Good to great” ( “de bueno a grandioso”) Jim Collins, hace referencia al principio del volante hidráulico. Imagina un volante hidráulico extremadamente duro, y trata de pensar en cómo podrías moverlo. Al principio será muy complicado y para moverla unos pocos centímetros, tendrás que generar una fuerza inmensa. Después sin embargo cada vez necesitarás menos esfuerzo para mover el volante hasta que el movimiento se haga mucho más fácil.
Ese momento en el que el volante hidráulico se ha empezado a mover un poco y el movimiento resulta más sencillo es el “momentum”. Es cuando la resistencia es más baja.
Al obtener los primeros resultados, estos operan como un motor más de cambio. Es mucho más sencillo cambiar algo cuando estás obteniendo ya algún resultado. Con eso te entusiasmas, te motivas, y tienes mucha más energía para cambiar.
Si quieres ver gráficamente el principio del volante hidraúlico aquí tienes un interesante gráfico en inglés eso sí.
Una aplicación del principio del volante hidráulico.
Hace aproximadamente cinco años, había llegado a pesar unos cinco kilos más de lo que había sido siempre mi peso.
Entre la comida congelada, la falta de ejercicio y una gran dejadez por mi parte, había ido acumulando kilos. Lo peor de todo es que veía casi inevitable aumentar de peso. Consideraba que tener algo de barriga era una consecuencia necesaria de ir cumpliendo años.
Sin embargo en esa época hice un viaje a Florida de unos quince días. No hice nada demasiado especial en ese viaje. Quizá caminé más o quizá mejoré muy ligeramente mi alimentación. La cuestión es que al final del viaje había adelgazado un kilo.
Un kilo no es demasiado cuando había subido más de cinco, sin embargo había entrado en un situación diferente. Ya no estaba subiendo kilos o con el mismo peso de siempre. Estaba en un proceso de bajada. Y tenía mucha más ilusión que antes en recuperar mi peso ideal.
A lo largo de los meses y hasta años posteriores, perdí los kilos que había cogido anteriormente, y después bajé incluso más. hasta llegar a tener lo que considero mi peso ideal. ¿Cómo fue el cambio?. No fue un cambio rápido. Al contrario, fue extremadamente lento, cambiando mis hábitos de comida uno a uno, eliminando los alimentos con más calorías. Pero lo que inició todo fue ese pequeño paso dado de una forma casi involuntaria.
Ejemplos de momentum.
Cuando un chico al que le cuesta acercarse a hablar con una chica, se acerca a varias y llega a un momento de la noche en el que siente que puede hablar con cualquiera, ese chico está experimentando el momentum.
Cuando después de meses sin ordenar nada en la casa, ordenas una habitación y luego otra, y te sientes lleno de una energía muy grande, estás experimentando el momentum.
Cuando estás en el típico momento del día en que solucionas de pronto dos asuntos que estaban pendientes y miras alrededor para ver qué más puedes solucionar, estás experimentando el momentum.
La utilidad del momentum.
Evidentemente puedes llegar a conseguir cualquier objetivo sin haber necesitado el momentum. Y no tener momentum no ha de ser ningún obstáculo para hacer las cosas. En realidad el momentum es como el viento en popa que hace que el barco avance más rápido. El barco se puede mover sin ese viento, pero es bueno que el capitán sepa conseguirlo, y que cuando lo tenga lo sepa aprovechar.
Piensa en cómo puedes aplicar el “momentum” para todo lo que necesites. Si quieres cambiar un hábito puedes hacer uso de los pasos de bebé que menciona Fogg en su sistema de cambio de hábitos. Y si tienes que conseguir un objetivo complicado, puedes hacer una planificación estratégica que implique conseguir primero un par de avances sencillos para aumentar tu momentum.
Si después de leer esta entrada te sientes motivado para cambiar, no lo dudes y aprovecha. Quizá no te des cuenta, pero estás consiguiendo “momentum”.