No te preocupes, pre-ocúpate.

 

El momento en que dejas de preocuparte por lo que va a pasar, empiezas a disfrutar lo que está pasando.

— Michel Pesquera (@MichelPesquera) marzo 26, 2014

 

A veces en Twitter se encuentran verdaderas perlas. Es el caso del Tweet anterior. Es una frase muy redonda. Pero como todas las frases redondas siempre deja muchas cosas por resolver. ¿Cómo evitas preocuparte por el futuro?

 

Por: flickr.com/photos/dickuhne/225647174/

Preocuparse por el futuro.

Preocuparse por el futuro nos hace infelices, es cierto. Pero decir que no te preocupes es un consejo fácil de dar, pero muy difícil de seguir. Aunque intentes no preocuparte, la preocupación vuelve una y otra vez a tu mente. Por más que intentes controlarlo no puedes hacerlo.

Puedes distraerte, pero es solo una solución temporal. Cuando pasa el efecto de la distracción vuelves de nuevo a preocuparte.

¿Cómo has de hacer entonces?

La preocupación no es mala.

 

Consideramos a veces la preocupación como algo malo. Y no lo es.

 

Lo que es malo no es preocuparse, lo que es malo es seguir preocupado mucho tiempo.

 

La preocupación es como un aviso de nuestra mente. Como una alerta que nos dice “Peligro: puede haber algún problema”. Es como si fuera la luz que se te enciende en el coche cuando hay alguna avería. ¿Te imaginas que absurdo sería pensar que la solución es no hacer caso a la luz de aviso? Lo sé porque lo he hecho alguna vez. En una ocasión, recorrí cientos de kilómetros con el testigo de falta de aceite encendido. Como se escuchaba un ruido desagradable, subí el volumen de la música. Cuando llegué a mi destino, había causado un desastre en el motor del coche que me costó mucho dinero reparar.

Lo malo no es recibir un aviso de un problema. Lo malo es no hacer nada sobre ese problema.

 

Por: flickr.com/photos/pedrosimoes7/6084785369/

No te preocupes, pre-ocúpate.

La raíz de la palabra lo indica: “Pre-ocupación”. Antes de la ocupación. La preocupación es la fase previa a que te ocupes de algo. Una vez que te ocupas del asunto, no has de volver a preocuparte. Has atendido la avería y estás preparado para seguir el camino sin tener que ver la luz del piloto.

¿Cómo te ocupas?

Busca definir el problema, y en cuanto puedas ponte a buscar una solución. Piensa en lo que has de hacer para las distintas situaciones que se pueden plantear. ¿Cuánto tiempo? Hasta que sientas que estás preparado. El mismo hecho de dejar de preocuparte significa que has hecho bien los deberes y te has ocupado suficientemente del tema.

No es necesario que pienses en todo lo que puede ocurrir, pero sería conveniente que pensaras al menos en las posibilidades más frecuentes.

Dudas.

¿Qué ocurre si se trata de cosas que no se pueden solucionar?

Si algo no se puede solucionar, no es una preocupación. Puede ser una herida, una pena, un lamento, o una sensación de culpa, pero no es una preocupación. Lo que has de hacer en ese caso es aprender a aceptarlo. La vida no es perfecta. Acepta la imperfección.

¿Qué ocurre si aún no sabes los detalles de lo que pasará?

No podemos tener una certidumbre total sobre las cosas futuras. Hemos de aprender a convivir con la incertidumbre. El problema con aceptar la incertidumbre es la falta de confianza en tu propia capacidad. Si crees que eres capaz de hacer frente a cualquier situación que se produzca, no tendrás miedo.

Lo que deberías recordar de esta entrada.

Preocuparse es natural. Está bien que te preocupes. Pero inmediatamente después de preocuparte, pasa a ocuparte del problema. La preocupación desaparecerá sola.

 

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