Esta semana en el curso de relaciones sociales he estado practicando para conseguir estar cómodo en la incomodidad. Y he una gran oportunidad de práctica, con un hecho muy incómodo e irritante. De hecho uno de los más irritantes.
El constante lloro de un bebé.
Quién inventó la alarma seguro que tenía un bebé. Dado que mi hijo tiene apenas un mes y medio está pasando por una fase en que constantemente está llorando. Sus chillidos continuos e interrumpidos, a un alto volumen y una altísima frecuencia son capaces de convertir cualquier cerebro en queso fundido. Tras haber intentado en semanas anteriores resistir el llanto de diversas maneras, en esta he probado el sistema de intentar estar cómodo con la incomodidad.
Al momento de escuchar el llanto me he centrado en hacerme consciente de él. ¿Qué tipo de sonido es? Es agudo y repetido, como si después de cada llanto concreto hubiera una parada para tomar nuevas fuerzas. Casi puedo visualizarlo como unas ondas que me golpearan sin cesar. He notado que me afectaba sobre todo a nivel de la cabeza.
Lo he intentado aceptar. En lugar de la habitual pregunta ¿por qué tiene que llorar? me he dicho a mí mismo” es un niño y es normal que llore”. La pregunta “¿por qué?”, siempre esconde una negativa a aceptar la realidad. Una reclamación silenciosa de que todas las cosas han de ser por algo.
Después me he planteado si lo podía reinterpretar. ¿Podría mirarlo de otra manera que lo hiciera menos incómodo?. He intentado pensar que no era un ruido molesto sino una manera en que nuestro bebé se comunicaba con nosotros. Como aún no sabe tuitear, !alguna cosa tiene que hacer para poder transmitirnos las cosas!.
A pesar de mis intentos de reinterpretar, seguía existiendo una incomodidad. Se trata de un sonido muy molesto. Así que de nuevo me he sumergido en el sonido en lugar de huir de él, alejándome. Me he acercado mentalmente al sonido. Lo he intentado mirar de una forma desapasionada. No ha sido fácil pero al cabo de un rato lo he podido hacer.
Entonces me he dicho dos cosas:
– Que estaba siendo muy valiente por soportar ese ruido.
– Que quedaba poco tiempo de ruido, y pronto pasaría.
No te voy a decir que me he hecho inmune al llanto del niño. Sería mentira. Sin embargo sí creo que he podido comprobar de primera mano la eficacia de una buena técnica de control de la incomodidad.
Y tú ¿qué tal llevas las incomodidades?
Pienso que el nacimiento de un hijo culmina el amor,la felicidad y la unión de una pareja.Tiene que ser algo totalmente extraordinario.
El llanto puede ser una incomodidad si es el llanto del hijo del vecino,pero si es el llanto de tu hijo,no puede ser otra cosa que música celestial para tus oídos.
Es verdad que hablo desde la inexperiencia,aunque sí es un proyecto a corto plazo.A veces dos dias con la persona adecuada llenan el espacio de dos años con la persona inadecuada y todo va mucho más rápido.
Llegado el momento volveré ,si es el caso,para confirmarte que sí,que tenías razón y que tengo el cerebro como queso fundido 🙂 jaja y que de música celestial,na de na !!!!!!
En todo caso es una incomodidad gratificante,así que no sirve como ejemplo 🙂
Enhorabuena y un besazo para el peque y los papis.
Gracias Isara. Te tomo la palabra. Cuando pases por esta etapa me cuentas a ver si sigues pensando lo de la música celestial :).