Para el filósofo Daniel Dennet un profundismo es una frase que parece ser importante, verdadera y profunda, pero que consigue ese efecto siendo ambigua. Es una frase que se lee en dos niveles. En un nivel es verdadera pero trivial. En otro nivel es trascendente pero falsa.
Dennet pone un ejemplo:
“El amor es solo una palabra.”
En un primer nivel es cierta pero trivial. Gramaticalmente es innegable que “amor” es una palabra.
En un segundo nivel es trascendente pero falsa. Si el amor, el concepto de amor, no es nada más que una palabra, entonces es que no hay ninguna realidad que se pueda llamar amor. El amor no existe. Los sentimientos de millones de personas a lo largo de la historia son simplemente los ecos confundidos de una palabra. Una revelación fundamental pero falsa.
¿Qué es en realidad un profundismo?
Un profundismo es un espejismo. Es un juego de manos. Un trilero mezcla una parte verdadera-sin importancia y otra parte falsa-trascendente. Lo hace tan rápidamente que se confunden. Y con la combinación parece resultar algo verdadero y trascendente.
Una parte de ese truco se debe al mérito del autor del “profundismo”. Otra parte se debe al deseo que tenemos todos de encontrar una verdad que nos deje con la boca abierta y de encerrarla en una lámpara de Aladino con forma de frase.
Las redes sociales, el paraíso de los “profundismos”.
El mejor lugar para las frases que buscan impresionar, es el que está lleno de personas que intentan impresionar con sus frases. Todos los días en Facebook ( especialmente en Facebook) en Google + o en Twitter desayunamos miles de profundismos.
Especialmente frecuentes en las redes sociales en español son los profundismos blandengues. Los que quieren pintar el mundo de color rosa, o esconder los tonos oscuros de la vida. Como si se pudiera evitar la lluvia repitiendo que va a hacer sol.
No todas las frases blandengues son profundismos. Pero sí son de todas las frases blandengues las más peligrosas porque son las que parecen más inteligentes. Lo que busca y consigue el profundismo es el aplauso fácil. La admiración que recibe el mago que actúa en el cumpleaños de unos niños de teta. Plas, plas. Aplauso de víctimas inocentes.
Ejemplos de profundismos.
“Todo está conectado”
Examinemos esa frase para comprobar si cumple con las características de los profundismos.
En un primer nivel es una frase cierta pero obvia. Hay una posibilidad de conexión entre todas las cosas del mundo. No una conexión real, pero sí una conexión posible. Me estoy imaginando a una anciana campesina china. ¿De qué manera está conectada conmigo? Bueno, quizá puede que un día vaya por China (ya he ido antes) y me coma un arroz que haya sido cosechado por esa mujer. Vale. Cumple con la parte de verdad. Pero ¿es en ese sentido importante? Yo creo que no. Puede haber una conexión en un momento dado con cualquier persona, pero la conexión es accidental y conocer esa posibilidad no me aporta gran cosa.
En un segundo nivel se trataría de una verdad mucho más profunda. Somos como cuerdas de una misma telaraña, y cuando una es rozada, todas las demás lo notan. ¿Es cierta la frase en ese sentido? En mi opinión no. Si esa misma campesina china se resfría, a mí no me afecta en absoluto. La conexión es en todo caso una conexión potencial y no real. Y me alegro de que sea así. El peso de estar conectado con todo el universo sería demasiado grande.
“La teoría de la evolución solo es una teoría”
En un primer sentido es cierta esa frase. Científicamente es una teoría. Pero eso no es ninguna información sorprendente. Una teoría es el resumen de una hipótesis o un conjunto de hipótesis que han sido apoyadas por pruebas repetidas.
En un segundo sentido más vulgar, de teoría como hipótesis es falsa. En este segundo sentido haría referencia a lo que en el lenguaje vulgar se entiende por teoría “una hipótesis de trabajo”, algo tentativo y no demostrado. En este sentido la frase sí tendría una información relevante, pero es falsa, porque la evolución, a estas alturas de la vida, es mucho más que una hipótesis.
Relacionados con los profundismos están los tópicos.
Tópicos o “Platitudes”.
Las tópicos o lugares comunes (qué envidia de la palabra inglesa “platitude”) son aquellas frases que presentan una presunta sabiduría unificadora y superficial sobre un tema complicado.
“El amor es cuando el yo y el tú pasan a ser el nosotros”.
Puede que el amor sea en parte eso, no lo niego. Pero decir que el amor es solo eso, es como decir que “Alemania son salchichas y cervezas” o que “Francia es un acento raro y mil clases de quesos”. Puede parecer ingenioso pero es insultantemente simplificador.
Perogrulladas.
Una perogrullada ( en inglés “truism”) es una afirmación que es tan autoevidente que no merecería ser mencionada, salvo como recordatorio o en un uso retórico o literario. Por ejemplo “el sol sale todos los días”.
Las perogrulladas en sentido estricto son muy obvias. Sin embargo filosóficamente también se consideran perogrulladas aquellas frases que incluyen unas condiciones incompletas para que la afirmación sea verdad. Es lo que yo llamo una perogrullada circunstancial.
El mejor de los ejemplos en internet es el de las frases que empiezan por “a veces”. Al igual que un reloj de madera da la hora bien en dos momentos del día, una perogrullada circunstancial puede acertar ocasionalmente.
“A veces son peores tus amigos que tus enemigos. “
Sí, puede que haya alguna circunstancia en que los amigos sean peores que los enemigos, pero como no se dice ni cómo ni cuándo, la frase no aporta absolutamente nada.
El problema de las perogrulladas circunstanciales es que tienen una pequeña parte de verdad. Todos recordamos alguna ocasión en que es cierta. Y por eso nos parece que la frase tiene mérito. Pero tienen tanto mérito como la afirmación “a veces los coches son verdes”. Es cierta, pero la indeterminación de sus circunstancias hace que no tenga ningún valor.
Los profundismos, perogrulladas y perogrulladas circunstanciales pueden resultarte maravillosos o irritantes . Pero hay algo que los hace muy peligrosos. Y es su utilización como clichés de terminación del pensamiento.
El cliché de terminación del pensamiento.
En su libro de 1961 Thought Reform and the Psychology of Totalism: A Study of “Brainwashing” in China el psiquiatra Robert Jay Lifton introdujo el término “thought-terminating cliché” o “cliché de terminación de pensamiento”. Lifton se refería a la situación en la China comunista pero el término es aplicable a cualquier situación de pensamiento único.
Lifton dijo:
“El lenguaje del entorno totalitario se caracteriza por el cliché de terminación del pensamiento. Los problemas humanos más amplios y complejos se comprimen en frases breves, altamente reducidas, que suenan definitivas y se pueden memorizar y expresar fácilmente. Estas [frases] se convierten en el principio y el final de cualquier análisis ideológico.”
Admito que me irritan un poco las frases blandengues (aunque yo también haya pronunciado alguna en alguna ocasión). Pero lo más preocupante es la uniformidad de pensamiento que genera en la sociedad la repetición constante de ciertas frases. Las hemos escuchado tantas veces que acabamos por aceptarlas como ciertas solo porque suenan bien.
A Daniel Dennet se le critica que está en contra del lenguaje metafórico y la poesía. Yo sí estoy a favor de las metáforas, la poesía y la literatura. Pero creo que es esencial distinguir cuando una frase tiene una intención metafórica y cuando tiene una intención de describir la realidad. Cuando nos pretenden vender una frase que describe la realidad, cuando nos tratan de colocar una frase fullera que nos dice cómo es la vida, es cuando deberíamos resistirnos.
Al resistir esas frases, te acercas un poco a la verdad. Y si tú te acercas a la verdad, toda la humanidad se beneficia. Al fin y al cabo ¿no estamos todos conectados?
Excelente artículo. Me han gustado todas las distinciones que haces y su explicación. Todos caemos alguna vez en ellas (perogrullada circunstancial). Tu última observación-prescripción me parece fundamental: saber cuándo estás intentando describir el mundo a través de una comparación o analogía, y cuándo la metáfora es un simple recurso literario más o menos cosmético.
!Qué tire la primera piedra el que esté libre de pecado!. Quizá lo más importante es no poner cada de trascendente ( o el equivalente por escrito) cuando se dice alguna de estas cosas. Y no pretender encerrar el mundo en una botella.
Yo uso frases ambiguas en facebook para que mis indirectas no sean tan directas. Así no me siento culpable con mis publicaciones.
Justamente iba a escribir que era un post muy de HM, de estos que cuestionan hasta el zumbido de una mosca y que en su mayoría (al menos en mi caso) requieren mucha atención, el artículo es mágnifico, pero parece que empiezas al revés de un escritor que quiere atrapar lectores. Empiezas con un texto denso y complejo pero al final del post consigues expresar a través de ejemplos tus ideas. Nunca había reparado en lo de las perogulladas, pero si que recuerdo mil frases tontas de esas que intentan explicar la vida amparandose en circuntancias “probables”.