Todo el mundo tiene razón.

La frase quizá te haya sorprendido.

¿Cómo va a tener razón todo el mundo?

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De alguna manera sí. Eso es lo que defiende el escritor y pensador Ken Wilber.

Dice Wilber:

Tengo una regla principal: “Todo el mundo tiene razón. Más específicamente, todo el mundo -incluyéndome a mí-, tiene partes importantes de la verdad, y esas partes necesitan ser honradas, celebradas e incluídas en un abrazo gracioso, espacioso y compasivo.”

Wilber dice que no concibe a ninguna persona que fuera capaz de agarrarse a una idea o una doctrina que fuera 100% equivocada. Y que tampoco conoce a nadie que sea tan inteligente como para estar equivocado el 100% del tiempo.

 

Todo el mundo tiene razón

Es fácil afirmarlo: todo el mundo tiene razón. Mucho más difícil es aplicarlo a la propia vida. Si todo el mundo tiene ( al menos un poco de) razón, no podemos simplemente rechazar las opiniones de los otros.

No podemos decir sin más: está equivocado, está loco, es malvado. Al menos inicialmente. Es necesario parar un momento y pensar en qué tiene el otro razón.

Para eso hay que ponerse en su piel, y mirar las cosas desde ese punto de vista. ¿Qué ves de manera diferente si miras el mundo desde el lugar del otro?

Me gustaría pensar que este pensamiento es aplicable en la realidad,  que podemos parar un segundo antes de lanzarnos a luchar contra las ideas de otro y decirnos ¿en qué tiene razón?

Me gustaría pensar que podemos, al discutir, olvidarnos por un segundo de quedar por encima y pensar que el éxito de una discusión no es quedar por encima de alguien sino salir de ella con una imagen más cercana a la realidad de la que teníamos al entrar.

Me gustaría pensarlo. No sé. Quizá es imposible, o quizá es tan difícil y requiere un esfuerzo tan grande que es casi imposible. Pero no quiero dejar de creer.

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