LO QUE ESTÁ MÁS ALLÁ
“Cuando la tormenta estalle en cien rayos
y un millón de furiosas gotas de lluvia,
cuando el sol brille tanto que casi
te queme la piel y ciegue tus ojos,
cuando las nubes vuelvan el mundo
de un color gris plomo melancólico,
recuerda que ,más alla de la tormenta, del sol
y de las nubes, tú eres el cielo que siempre permanece”.
Por Ivan “Entusiasmado”. Microliteratura.com
Nuestro estado de ánimo cambia muchas veces durante un día. Ojalá no fuera así. Me encantaría mantener el mismo estado de ánimo positivo, durante un tiempo prácticamente indefinido. Y cada vez me voy acercando más a ello, pero desgraciadamente no siempre ocurre así.
Y por nosotros pasan la rabia, la pasión, la euforia, una tras otra, como si fuera un carnaval en que cada carroza tiene una vibración que transmite al público. Y cuando han terminado de pasar todas las carrozas, la calle es solo un resto lleno de confeti, un recuerdo triste y vacío, silencioso, marcado por la ausencia.
El zen siempre me ha atraído. Supongo que la tendencia que siempre he tenido a apretar los dientes necesita el contrapunto de la tranquilidad y mi tendencia acumulada a la dispersión necesita el contraste de encontrar el centro de las cosas.
Una de las imágenes más frecuentes en el zen para que consigas distinguirte de tu propio ego es la de decir que no eres tu ego sino el observador que mira más allá, un poco desde la distancia. En ocasiones es una buena imagen porque te ayuda a encontrar la distancia respecto a las cosas que pasan y a los sentimientos que tienen.
Sin embargo por otro lado considero que la imagen del observador tiene el inconveniente de producir una cierta disociación. Es como si tú no fueras tú, como si todo fuera una mera apariencia. Y eso siempre me ha producido una sensación incómoda de vivir en un lugar que no me corresponde.
Por eso me gusta más la imagen de ser el cielo sobre el cual se van produciendo los diferentes estados de ánimo. O como decía Homominimus en su post, “el campo de batalla de tu mente” un campo de batalla sobre el cual se producen las batallas . O un espejo sobre el que se van reflejando las cosas.
En esas metáforas no somos algo distinto de lo que sentimos que somos, sino algo solamente más profundo. No necesitamos dejar de sentir sino simplemente saber que somos algo que está más allá de los sentimientos aunque estemos en contacto con ellos.
Dibujo…
También en este sentido le encuentro relación con la mente como el agua de la que escribe Alan Furth recogiendo palabras de David Allen. Una mente que reacciona de manera adecuada al estímulo recibido sin sobreactuar o infraactuar. Y en todo caso después del estímulo vuelve a su estado natural. Cómo la típica imagen de un estanque sobre el que se lanza una piedra, y que después de recibirla y producir las ondas correspondientes al tamaño de la piedra lanzada vuelve a estar en total calma y tranquilidad.
En las últimas épocas cuando he pensado en la idea de la mente como el agua, siempre he pensado más bien en la capacidad de adaptación derivada del famoso vídeo del anuncio de Bruce Lee. Pero en realidad la imagen del estanque me parece más interesante porque pone de manifiesto la permanencia y la adaptación al mismo tiempo y no solo la adaptación.
Por eso mismo me gusta la imagen del cielo. Porque refleja lo que pasa y a la vez no cambia. Se adapta pero sin dejar de mantener su naturaleza. Y sea la estación que sea, sea el clima que sea, lo vive de una manera intensa, sin resistencia.
Así querría ser yo. Como el lugar en el que todo ocurre, capaz de sentir todas las sensaciones y sentimientos, y al mismo tiempo siempre el mismo. Siempre he entendido la referencia a la reencarnación como una metáfora, como el camino de encontrarse a uno mismo que has de seguir recorriendo. Quizá al final de ese camino baste tan solo con mirar al cielo y darnos cuenta de que siempre hemos estado ahí.
Tu entrada me pilla justo retomando temas relacionados con los que abordé en el que enlazas… ¿Sincronicidad de las mentes que aspiran a hacerse como de agua? 😀
Quizá. Sea como sea estaré encantado de volver a leer lo que escribas sobre ese tema. Como ves, me ha inspirado mucho. Un saludo Alan.
El poema es precioso!!!!!!!
Yo también querría ser siempre,en todos los momentos de mi vida,ese cielo,que es capaz de sentir emociones,sensaciones y sentimientos para disfrutarlos absolutamente todos sin resistencia.
Estamos en continuo movimiento de emociones y sentimientos que nos llenan por dentro de chispas como las que se dibujan en el cielo cuando explotan fuegos artificiales,y esas chispas nos dan la vida,no podemos dejarlas pasar y que se difuminen en el cielo hasta desaparecer,pq eso nos hará quedarnos con un recuerdo triste,vacío y silencioso.
Me encanta la imagen de un cielo negro intenso lleno por todas partes de fuegos artificiales de todos los colores.Ese cielo quiero ser yo