Lo antiguo vuelve como “premium”

La tecnología avanza. Las cosas que antes eran de una manera cada vez van siendo de una manera diferente, más moderna y avanzada. La antigua manera de hacer las cosas se va olvidando. Y entonces, en un momento determinado, lo que antes era lo normal vuelve. Pero no vuelve como método ordinario, sino como una forma distinguida y cercana a la esencia. Lo que antes era lo normal vuelve como “premium”.

Eso pasa en una infinidad de campos.

En los productos fabricados durante mucho tiempo en una industria, vuelve como “premium” la fabricación a mano. Esta mesa está hecha a mano, se dice, y lo que antes se veía como un atraso debido a la falta de tecnología de pronto se revela como un signo de distinción. El colmo del lujo en un coche es precisamente el Rolls Royce, que está hecho a mano. ¿Es acaso posible que una pieza de un coche hecha a mano sea mejor que una realizada por una máquina? Es muy dudoso.

En los partos que en los países avanzados tienen lugar hace tiempo en hospitales, se ofrece como una opción de lujo el tener el hijo en la propia casa.

Los viajes en tren se hacen hoy en día en muchas ocasiones en trenes de alta velocidad en los que el paisaje casi solo se intuye, y sin embargo hay una demanda de trenes lentos y de lujo. Trenes que recorren unos pocos cientos de kilómetros con la lentitud de otro tiempo.

Esa vuelta no cambia el hecho de que la tecnología haya ganado la batalla. No es un resurgir, sino más bien un canto del cisne, un hermoso canto del cisne que sea posiblemente el último movimiento antes de que algo desaparezca para siempre, o para no ser tan trágicos para casi siempre

Esnobismo retro.

Hay un elemento de esnobismo en todo eso. Un deseo de ser diferente a los demás. Y cuando lo moderno se ha implantado tanto que ya no es posible ser el más moderno, entonces lo adecuado es ser el más antiguo.

Hay algo en el ser humano que le lleva a querer ser diferente a los demás. Quizá porque ser diferente de otros es tener la posibilidad de ser mejor que ellos. Si eres igual que otro no puedes ser mejor, y si no eres mejor, no puedes ganar la lucha de los genes.

Muchas veces creo que somos demasiado duros con los seres humanos. ¿Acaso un oso no desea ser el oso más poderoso del río?, ¿acaso se conforma con ser un oso más?. Hay algo dentro de todos los animales que nos pide destacar para no desaparecer. Puede que el ser humano deba aprender a superar ese deseo, no lo sé, pero en todo caso no podemos negar que nos está esperando en el fondo de nuestra naturaleza, mirándonos con los ojos muy abiertos.

Según acabo de escribir este artículo estoy viendo a mi gato. Y ¿sabes qué? tengo la sensación de que si pudiera elegir, le gustaría hacer un viaje en el Orient Express vestido con un chaleco de seda hecho a mano.