En muchas ocasiones, llegamos a la decisión de hacer algo. Sin embargo cuando lo vamos a hacer, no conseguimos hacerlo. Tenemos la intención, pero somos débiles y no conseguimos realizarlo. Siempre me ha llamado la atención ese salto entre nuestras intenciones y nuestras acciones ( lo que se llama en inglés con el horrible nombre de “procastination”) , y siempre he buscado una respuesta para superarlo. El otro día encontré lo que puede ser la respuesta.
El otro día un amigo ,interesado en todo lo relativo a la motivación, me pasó un vídeo en el que el escritor Owen Cook, famoso gurú más conocido por el alias de Tyler Durden hablaba de la teoría del balancín motivacional ( ” motivational seesaw “) ( Me temo que está en inglés para variar). No sé si será un descubrimiento suyo o si lo habrá sacado de algún lado, pero la teoría me parece fascinante y aplicable para conseguir saber cómo hacer lo que nos hemos propuesto hacer pero nos cuesta llevar a término.
¿Qué es la ley del balancín motivacional?
Cada vez que hemos de realizar una acción hay dos clases de factores que influyen. Los factores que dificultan la acción ( que sería como si subieran la pendiente del balancín) y los factores que nos facilitan la acción ( que sería como bajar la pendiente del balancín). Lo que determina si realizamos la acción o no es el peso específico de los factores a favor frente a los factores en contra.
El esquema sería más o menos este:
Es importante destacar que el hecho de que el movimiento sea hacia delante no es siempre bueno. Hay acciones que nos interesa realizar ( cómo por ejemplo dedicar un tiempo a escribir) y acciones que nos interesa no realizar ( cómo comer un trozo de pastel). Así que lo importante es saber qué resultado queremos para cada caso concreto.
El problema de la ley del balancín motivacional. ¿Por qué no hacemos lo que nos hemos propuesto hacer?
El gran problema que nos plantea la ley del balancín es que la mayor parte de las veces los beneficios o los perjuicios que nos llevarían a inclinar el balancín hacia donde deseamos que se incline son a largo plazo, mientras que los beneficios o perjuicios que inclinan el balancín hacia donde no deseamos son a corto plazo.
Por ejemplo: Imagina que te has planteado ir al gimnasio esta tarde a las 19.00. Cuando llegan las 18.30 ,en tu mente, hay dos lados en el balancín. En el lado contrario a ir al gimnasio está la comodidad de quedarte en tu sofá, la pereza que te da vestirte, la incomodidad que imaginas que te va a suponer realizar ejercicio, la molestia de tener que aparcar delante del gimnasio, las ganas de seguir jugando al videojuego al que estás jugando. En el lado del balancín que te empuja a ir al gimnasio está el deseo de mejorar tu cuerpo.
En esa situación tienes un problema. Los factores que tienes en tu contra son menos importantes que el factor que tienes a tu favor, pero sin embargo son mucho más tangibles, reales y presentes. El sofá no puede ser más presente, de hecho tienes tu trasero situado sobre él, no es una imagen ni una construcción mental. Sin embargo el mejorar tu cuerpo es sólo una imagen mental, es algo que tienes que hacer un esfuerzo consciente para tener en consideración.
Considerando como están las cosas, la mayoría de las veces el cortoplacismo vence a lo que te convendría a largo plazo. Y todos tus propósitos de mejora se estrellan contra lo mullido de tu sofá. Pero ¿tiene que ser realmente así?, ¿no sería posible cambiar un poco las cosas para que no te siga ocurriendo lo mismo?
No, no se puede cambiar, siempre pasa lo mismo. Es mejor que te olvides de buscar una solución y te resignes a lo terrible que es la vida.
Claro que se puede cambiar, sino está página se llamaría deprímete.com y no entusiasmado.com.
¿Cómo hacer lo que nos hemos propuesto hacer?.
Hemos dicho antes que el problema con los beneficios o perjuicios que nos llevan en la dirección correcta es que suelen ser poco visibles desde el momento actual. Así que la solución para que tengan fuerza en el presente es precisamente hacerlos más presentes. Pero ¿cómo se consigue eso?:
1) Visualizando los resultados del futuro.
Puedes visualizar los perjuicios que a largo plazo te produciría una acción. Es lo que pasa cuando en los paquetes de tabaco se ponen las imágenes de personas que sufren los efectos del tabaquismo. Eso hace que los perjuicios que normalmente están ocultos en el futuro se vuelvan más presentes y tengan un mayor peso en la balanza.
De la misma manera también se puede hacer con los resultados positivos. Es lo que hacen las personas que para adelgazar ponen fotos de personas en forma en su nevera. O lo que hacen los que se imaginan lo que sería tener mucho dinero, una gran casa y un coche potente para motivarse a trabajar.
Como veréis eso es coincidente con la tan cacareada ley de la atracción. La que dice que tu mente atrae hacia ti las cosas que tú imaginas. Siempre he estado en contra de esa teoría,no porque no sea favorable para la motivación imaginar los resultados positivos, sino porque esa teoría se olvida de destacar que eso es sólo el principio de lo que has de hacer para conseguir los resultados. En mi opinión la ley de la atracción funciona para la motivación pero no para la acción.
El efecto de la visualización se podría expresar así en un dibujo, como traer al presente los efectos del futuro.
2)Consiguiendo resultados.
Cuando consigues un resultado positivo, eso hace que seas capaz de generar una mayor conexión entre el comportamiento deseado en el presente y el resultado deseado futuro, con lo cual el peso de ese resultado en la balanza será mayor. Eso es algo que se puede notar bastante cuando haces un esfuerzo por adelgazar. Al principio cuando quieres bajar de peso y estás aun gordo, el resultado futuro está muy lejano, así que es difícil hacerlo contar en el presente sin recurrir a algunos trucos. Sin embargo una vez que ya has adelgazado bastante, el resultado está mucho más a la vista así que es mucho más fácil que lo tengas en cuenta a la hora de la balanza.
Dado que conseguir resultados no es fácil al principio, la cuestión es ir fijándote en los resultados parciales que vas consiguiendo. Ese resultado parcial será la manera de acercar el resultado total final al momento presente. Si por ejemplo quieres escribir un libro, y nunca lo has hecho, el libro como resultado final es en principio algo demasiado lejano como para motivarte como resultado. Pero cuando consigas escribir un capítulo eso te servirá como resultado parcial para motivarte.
3) Adquirir una mentalidad que incluya el futuro como relacionado con el presente.
Ya vimos en otro post anterior que las culturas en las que no existe una forma verbal distinta para el presente y el futuro son más adecuadas para sacrificar una incomodidad actual por un resultado futuro. No estoy sugiriendo que pases a tener como lengua principal el chino mandarín, sino que intentes empezar a mirar la vida como un continuo, en el que el futuro y el presente no son mundos diferentes sino momentos diferentes de algo único que es tu vida.
¿Y todo eso no va en contra de estar en el presente?
Todos los que tenemos interés en centrarnos en el presente siguiendo la mentalidad zen, podemos temer que pensar en el futuro nos lleve a alejarnos del presente. Sin embargo no hay que olvidar que el propio Eckart Tolle en el “Poder del Ahora” ( uno de los libros más importantes sobre plena presencia) dice que la mente ha de estar en el presente, viajando solo puntualmente al pasado y al futuro para considerar algo y volviendo después al presente.
El caso de traer al presente las consecuencias del futuro sería uno de los casos en que es razonable darse una vuelta por el futuro, para saber dónde queremos ir y volver después al presente con la mente más clara y nuestros objetivos más definidos.
Excelente artículo. Muy claro. Las tres claves que proporcionas son fundamentales.
Y estoy de acuerdo en que no va contra estar en el presente. Razón: estar en el presente proporciona paz de espíritu, reduce la ansiedad y el estrés y te permite actuar racionalmente en vez de reaccionar a las emociones o impulsos momentáneos.
Totalmente de acuerdo,en especial con los resultados parciales.Creo que todos nuestros proyectos son como puzzles que hay que ir haciendo pieza a pieza,que como dices podemos ir echando un vistazo al futuro (que sería mirar en la caja del puzzle la foto terminada)para que nos ayude a encajar las piezas con más facilidad.
La vida es el macropuzzle,el puzzle de nuestros puzzles pasados,presentes y futuros.
Me gusta la imagen del puzzle. Aunque no se si al final cuadrará todo como en un puzzle, o quizá hayamos de conformarnos con que haya huecos y ser feliz aún con ellos.
Siempre y cuando esos huecos no desfiguren demasiado la foto final del puzzle.En caso contrario ya es cuestión de cada uno revisar en qué punto alguna pieza no ha encajado bien.
Lo que quiero decir Isara, es que huecos siempre van a quedar. La perfección al menos en el macropuzzle es un ideal, pero siendo realistas es imposible de alcanzar. Y además si llegara el momento en que todo encaje ¿ Qué haríamos?.
Disfrutar de lo que tanto esfuerzo nos ha costado conseguir,aunque sí que es cierto que es más fácil encajar las piezas de un sólo puzzle,empezar y acabar un proyecto concreto, que no encajar todos los puzzles,todos los proyectos de nuestra vida.