Cómo afrontar el trabajo

El otro día aprendí una lección muy interesante acerca de cómo afrontar el trabajo para sentirte mejor haciéndolo en lugar de sufrirlo. Iba caminando por la calle con mi hijo. De pronto, empezó a gritar: "Ana María, Ana María". No entendí que pasaba, así que le pregunté. Emocionado me dijo "Es Ana María mi anterior profesora". En cuanto se abrió el semáforo que nos separaba de ella, mi hijo salió corriendo a abrazar a su antigua profesora.

Estuve un rato hablando con la profesora, comentándole lo bonito que tenía que ser para ella ver que sus antiguos alumnos ( les pasa lo mismo a todos) tienen esa reacción cuando la ven.

Ella me dijo que le llenaba sentir ese cariño en sus alumnos y que ella los quería como si fueran sus hijos. Es una profesora única, que desde el primer día nos dijo que estaba operativa en cualquier momento de la semana, incluyendo festivos, para cualquier problema que hubiera.

Me dijo algo que me hizo reflexionar:

"Siempre he querido estar disponible  constantemente. Podría habérmelo planteado de otra manera, dedicarle veinte horas semanales y hacer como hace muchísima gente que solo quiere quitarse los problemas de encima, pero si lo hubiera hecho no habría gozado el trabajo sino que lo hubiera sufrido. "

El trabajo como un sufrimiento

Desde siempre hemos considerado el trabajo como un sufrimiento. De hecho, las ocasiones en que se ha afirmado otra cosa suelen ser como una burla. En la entrada del campo de concentración de Auschwitz había un cartel que decía: "Arbeit macht Frei" ( el trabajo libera)

El trabajo libera

Si consideramos el trabajo como una carga, llegaremos a la conclusión de que cuanto menos trabajo tengamos mejor. Pero podemos tener otra perspectiva. El trabajo, si se hace de manera superficial, es una carga. Sin embargo si el trabajo se hace de manera intensa y apasionada, puede ser una vocación y una fuente de placer. 

Y no importa el trabajo que estés haciendo. Puedes ser un barrendero y barrer como Miguel Ángel.

Pero ¿cómo conseguirlo?

Es demasiado optimista pensar que vale simplemente con dedicar más tiempo al trabajo. Puedes tirarte muchas horas trabajando y seguir sintiéndolo como una carga. Se necesita un cambio de paradigma.

Cómo afrontar el trabajo

La mejor manera de afrontar el trabajo es poner la mirada en ocasiones en la distancia. No en las dificultades que tienes que afrontar sino en el objetivo final más amplio posible. Como en el cuento de los obreros que hacían una catedral que relate en otra entrada , si tienes que poner ladrillos en una catedral, te sentirás mejor si sientes que lo haces para adorar a Dios, en lugar de simplemente matándote a trabajar.

Si eres profesor te sentirás mucho mejor si sientes que estás ayudando a que unos niños lleguen a su máximo potencial, que si piensas simplemente en las molestias que esos niños ( o sus padres) te crean cada día.

La fórmula sería por tanto no mirar a las dificultades inmediatas sino en el objetivo más elevado posible, en lo que constituye tu misión.

Quizá seas afortunado y tu misión la tengas clara desde el principio. Puedes ser el obrero que cree en Dios y hace la catedral. Pero también puede ser que tu misión no la tengas clara y que la tengas que construir. No pasa nada. Tú puedes crear tu porqué. Y como decía en otra entrada  empieza con el porqué

Eso mismo es lo que dice Simon Sinek en su famoso libro Empieza con el porqué.

Empieza con el porqué cómo los grande: Cómo los grandes líderes motivan a actuar (Gestión del conocimiento)

No deja de ser una aplicación de lo que vimos en otra entrada.

Todo es susceptible de empeorar y eso es una buena noticia

Recuerdo una vez hace tiempo en que estaba en Berlín. Tenía que llegar al otro lado de la ciudad y como iba muy justo de dinero, quería ir en transporte público. Estaba muy incómodo, porque llevaba una mochila pesada, y estaba anocheciendo. Tenía prisa por llegar a la residencia universitaria porque tenía un horario estricto de entrada. Cuando miré el cartel de la parada de autobús, vi que el servicio estaba temporalmente interrumpido. Estaba además muy cansado porque no había dormido lo suficiente la noche anterior.

En ese momento pensé : "¿qué más puede pasarme?"

Un par de segundos después, en lo que me pareció un absurdo propio de una película, empezó a llover.

Esa situación absurda me enseñó ( de forma no demasiado dolorosa por suerte) una lección.

Todo es susceptible de empeorar.

A continuación tienes esta entrada en vídeo. Si prefieres en texto, puedes leerla a continuación del vídeo.

Hace unos días recordé esa lección al ver este vídeo.

 

El hecho de que todo sea susceptible de empeorar parece de un pesimismo terrible. Y sin embargo no es pesimista. Si todo puede empeorar, es que estés en la situación que estés, no es la peor situación posible. Hay una situación peor en la que tú no estás.

Todo es susceptible de empeorar

Hace poco vi en redes sociales un vídeo que me pareció impresionante. Es una madre cuidando a su hija, pero no una madre cualquiera sino una madre muy especial.

 

 

Ese vídeo me hizo pensar mucho. Tengo una hija pequeña y sacarla de la cuna, alimentarla y casi cualquier cosa con ella es un suplicio. Pero ¿qué pasa si pienso en cómo sería hacerlo en una situación mucho más complicada? En el vídeo la situación de la madre, sin brazos, es mucho más complicada que la mía. Pero no solo hace lo mismo que hago yo, sino que mientras que yo lo hago refunfuñando, ella lo hace sonriendo. De pronto, por contraste, mi situación no parece tan terrible. De pronto descubro que tengo suerte y motivos para estar agradecido, porque lo que me pasa podría ser mucho peor.

La felicidad funciona por el contraste entre las expectativas que tienes y lo que realmente ocurre. O entre lo que consideras que debería ser y lo que realmente es.

Si la referencia en tu mente es la de un multimillonario que vive en una isla privada tumbado al sol en su yate bebiendo piñas coladas es difícil que no te sientas un desgraciado cuando estás cambiando los pañales a tu bebé.

Pero si la referencia en tu cabeza es una persona que está en una situación mucho más dura que la tuya, o en tu misma situación pero en unas circunstancias mucho más complicadas, entonces tu situación de pronto no parece tan terrible.

El origen de Lamborghini o el poder del despecho

¿Sabes qué hizo nacer la famosa marca Lamborghini?

Lamborghini es sinónimo de lujo. En las discotecas a las que acuden los futbolistas, se ven, aparcados afuera, Lamborghinis de colores vivos que muestran el poder adquisitivo de sus propietarios.

Lonely Bull
Photographer: Felipe Simo | Source: Unsplash

Pero ¿cómo surgió la famosa marca Lamborghini?

Ferrucio Lamborghini nació en abril de 1916 en una familia de granjeros pobres. Después de trabajar duramente, consiguieron comprar un tractor.

Con el tractor, Ferrucio empezó a interesarse en los motores y su padre lo envió a un instituto técnico a estudiar Mecánica.

Durante la segunda guerra mundial. Ferrucio luchó con la Fuerza Aérea italiana hasta que cayó prisionero de los británicos. Estos le obligaron a trabajar y hacer reparaciones mecánicas para ellos, con lo que adquirió más habilidad y experiencia.

Al acabar la guerra, volvió a su casa y comenzó un negocio de reparación de tractores, con el que ganó bastante dinero, tanto que pudo comprar varios coches de altísima gama. Uno de esos coches era un Ferrari que tenía muchos problemas con el embrague.

Lifestyles of the Rich and Famous
Photographer: Matt Lamers | Source: Unsplash

Un día Ferrucio se animó a visitar a Enzo Ferrari y hacerle algunas recomendaciones para mejorar el cambio de sus coches. Ferrari se irritó mucho y le dijo que se dedicara a hacer tractores y dejara los coches de lujo para él.

Ferrucio Lamborghini se sintió muy insultado, y decidió crear su propia marca de coches. Ese fue el origen de Lamborghini.

ESE FUE EL MOMENTO EN EL QUE FINALMENTE DECIDÍ CREAR EL COCHE PERFECTO . Ferrucio Lamborghini.

Empezó a ocuparse del proyecto a finales de 1962 y ya en mayo de 1963 fundó la sociedad «Automobili Ferruccio Lamborghini», comprando una finca grande en Sant’Agata Bolognese, a medio camino entre Bolonia y Módena, donde construir una fábrica grande y modernísima.

La experiencia que había acumulado con sus empresas precedentes le permitió realizar unas instalaciones únicas y muy modernas: la gran nave central estaba pegada al edificio de las oficinas, de manera que los directivos tuvieran continuamente bajo control la situación de la producción. Esto lo apreciaba especialmente Ferruccio, que trabajaba personalmente en los coches cuando algo no le gustaba.

Lecciones que se pueden sacar de esta historia

Hay muchas consecuencias que podemos sacar de esta historia sobre el origen de Lamborghini:

1) Los sentimientos llamados negativos ,como la rabia por un comentario desfavorable, son negativos por cómo nos hacen sentir. Pero su efecto no tiene porqué ser negativo. Al contrario, muchas veces la tristeza nos hace buscar un cambio, la envidia nos motiva a trabajar, el enfado nos hace mejorar.

2) La rabia es una fuente de energía. Al igual que la energía nuclear puede iluminar una calle o hacer explotar una bomba, la rabia puede llevarte a crear una gran empresa o a quedarte amargado en un rincón.

3) No se trata de cómo te sientes, se trata de lo que haces con lo que sientes.

4) En muy pocas ocasiones alguien te va a agradecer que le digas que hace algo mal. Es especialmente difícil que te lo agradezca cuando esa persona considera que está por encima de ti. Aceptar un consejo es duro para el ego, pero es especialmente duro cuando se trata del consejo de una persona con un estatus inferior. Recibir el consejo es como rebajarse de estatus, así que si quieres dar un consejo a alguien, trata de que parezca lo menos agresivo posible.

Somos adictos a la dopamina.

Para unos el objetivo de la vida es encontrar la felicidad, para otros es tener la mayor cantidad de dinero posible, para algunos más acumular el mayor número de experiencias.

Pero quizá son diferentes maneras de buscar lo mismo. Quizá lo que buscamos todos es la dopamina.

 

Dopamina

Quinn Dombrowski
Delicious dopamine

 

¿Qué es la dopamina?

 

La dopamina es un neurotransmisor que produce un importante efecto en las regiones del cerebro encargadas de la motivación y del movimiento. 

 

La dopamina y la motivación.

 

La dopamina vendría a ser el azucarillo que nos da nuestro organismo cuando hacemos algo que favorece nuestras posibilidades de supervivencia o reproducción. Cada vez que comemos, vencemos en una pelea, nos acostamos con alguien, ganamos dinero, o recibimos un halago, nuestro cerebro suelta dopamina  y nosotros sentimos una sensación de bienestar y a veces incluso de euforia.

Sin embargo no todo es tan bonito. Es relativamente sencillo engañar a las neuronas productoras de dopamina. Y así las drogas pueden conseguir que recibamos "el azucarillo de la dopamina" sin haber sido realmente merecedores de la recompensa. De hecho el efecto en la dopamina de las drogas es muy superior al de las actividades normales.

John Coates en su libro The Hour Between Dog and Wolf: Risk-taking, Gut Feelings and the Biology of Boom and Bust nos explica el efecto de las drogas sobre la dopamina.

 

La comida puede aumentar los niveles de dopamina de un animal en un 50%, el sexo en un 100%. Sin embargo la nicotina lo puede aumentar en un 200%, la cocaína en un 400% y las anfetaminas en un 1000%.

 

Estas cifras yo me las tomaría con un poco de prudencia, porque no creo en las cifras mágicas, pero lo que sí es evidente es que las drogas consiguen engañar a nuestro cerebro y lo hacen de manera poderosa.

 

La dopamina y la anticipación.

 

Una cosa curiosa de la dopamina es que con el tiempo su producción se adelanta a la actividad. En experimentos con monos a los que se les suministraba zumo, al cabo de un tiempo el mono no producía la dopamina al beber el zumo, sino en el momento en que se daba cuenta por las circunstancias de que iba a beber zumo.

Si alguna vez has sentido un subidón mayor cuando ibas a acostarte con alguien que en el mismo momento de hacerlo, seguro que no te extraña demasiado lo que le pasa a los monos del zumo.

Esa anticipación en la producción de dopamina es uno de los motivos por los que es difícil eliminar un hábito negativo si te mantienes en el mismo entorno. La mera presencia en ese entorno te hace anticipar el placer y producir la dopamina, de manera que cuando quieres reaccionar ya es normalmente demasiado tarde.

 

La dopamina y la incertidumbre.

 

Esto seguro que no te sorprende tampoco. Cuanto más esperada sea la recompensa, menor es la producción de dopamina.  No es la misma alegría la del que gana una carrera siendo el favorito, que la del que la gana de forma totalmente inesperada.

Esta característica de la dopamina es posiblemente la que hace que los rendimientos de una actividad placentera sean decrecientes, la que hace que nos acostumbremos a lo bueno que nos ocurre ( adaptación hedónica) y la que hace que nos hagamos adictos a las recompensas variables.

La dopamina y el movimiento.

 

La dopamina no solamente produce efectos en nuestra motivación. También afecta a nuestra disposición al movimiento. La dopamina es la que hace que estemos dispuestos a movernos para conseguir nuestros objetivos. Este efecto es coherente con la anticipación en la producción de dopamina. Si cuando estás en una situación en la que tienes la posibilidad de conseguir un beneficio para tu supervivencia o reproducción la dopamina te hace moverte, es más fácil que consigas ese objetivo.

Además la dopamina te recompensa por ese movimiento destinado a conseguir el objetivo. Por eso se dice que se disfruta a veces más la caza que la consecución de la presa. Porque la recompensa de la dopamina es anticipada y premia el movimiento.

 

¿La dopamina es una maldición o una bendición?

 

Los mecanismos que la naturaleza establece tienen una finalidad, y por eso son buenos. Pero si se usan de manera inadecuada pueden convertir nuestra vida en un calvario.

Hemos de conocer los sistemas que producen nuestros diferentes estados de ánimo, y hemos de evitar a toda costa que otras personas los usen o nosotros mismos los usemos de manera inadecuada.

 

Cómo hacer lo que nos hemos propuesto hacer: La ley del balancín.

En muchas ocasiones, llegamos a la decisión de hacer algo. Sin embargo cuando lo vamos a hacer, no conseguimos hacerlo. Tenemos la intención, pero somos débiles y no conseguimos realizarlo. Siempre me ha llamado la atención ese salto entre nuestras intenciones y nuestras acciones ( lo que se llama en inglés con el horrible nombre de "procastination") , y siempre he buscado una respuesta para superarlo. El otro día encontré lo que puede ser la respuesta.

El otro día un amigo ,interesado en todo lo relativo a la motivación, me pasó un vídeo en el que el escritor Owen Cook, famoso gurú más conocido por el alias de Tyler Durden hablaba de la teoría del balancín motivacional ( " motivational seesaw ") ( Me temo que está en inglés para variar). No sé si será un descubrimiento suyo o si lo habrá sacado de algún lado, pero la teoría me parece fascinante y aplicable para conseguir  saber cómo hacer lo que nos hemos propuesto hacer pero nos cuesta llevar a término.

 

balancín

¿Qué es la ley del balancín motivacional?

Cada vez que hemos de realizar una acción hay dos clases de factores que influyen. Los factores que dificultan la acción ( que sería como si subieran la pendiente del balancín) y los factores que nos facilitan la acción ( que sería como bajar la pendiente del balancín).  Lo que determina si realizamos la acción o no es el peso específico de los factores a favor frente a los factores en contra.

El esquema sería más o menos este:

 

ley del balancín emocional

Es importante destacar que el hecho de que el movimiento sea hacia delante no es siempre bueno. Hay acciones que nos interesa realizar ( cómo por ejemplo dedicar un tiempo a escribir) y acciones que nos interesa no realizar ( cómo comer un trozo de pastel). Así que lo importante es saber qué resultado queremos para cada caso concreto.

El problema de la ley del balancín motivacional. ¿Por qué no hacemos lo que nos hemos propuesto hacer?

El gran problema que nos plantea la ley del balancín es que la mayor parte de las veces los beneficios o los perjuicios que nos llevarían a inclinar el balancín hacia donde deseamos que se incline son a largo plazo, mientras que los beneficios o perjuicios que inclinan el balancín hacia donde no deseamos son a corto plazo.

Por ejemplo: Imagina que te has planteado ir al gimnasio esta tarde a las 19.00. Cuando llegan las 18.30 ,en tu mente, hay dos lados en el balancín. En el lado contrario a ir al gimnasio está la comodidad de quedarte en tu sofá, la pereza que te da vestirte, la incomodidad que imaginas que te va a suponer realizar ejercicio, la molestia de tener que aparcar delante del gimnasio, las ganas de seguir jugando al videojuego al que estás jugando. En el lado del balancín que te empuja a ir al gimnasio está el deseo de mejorar tu cuerpo.

En esa situación tienes un problema. Los factores que tienes en tu contra son menos importantes que el factor que tienes a tu favor, pero sin embargo son mucho más tangibles, reales y presentes. El sofá no puede ser más presente, de hecho tienes tu trasero situado sobre él, no es una imagen ni una construcción mental. Sin embargo el mejorar tu cuerpo es sólo una imagen mental, es algo que tienes que hacer un esfuerzo consciente para tener en consideración.

Considerando como están las cosas, la mayoría de las veces el cortoplacismo vence a lo que te convendría a largo plazo. Y todos tus propósitos de mejora se estrellan contra lo mullido de tu sofá. Pero ¿tiene que ser realmente así?, ¿no sería posible cambiar un poco las cosas para que no te siga ocurriendo lo mismo?

No, no se puede cambiar, siempre pasa lo mismo. Es mejor que te olvides de buscar una solución y te resignes a lo terrible que es la vida.

Claro que se puede cambiar, sino está página se llamaría deprímete.com y no entusiasmado.com.

¿Cómo hacer lo que nos hemos propuesto hacer?.

Hemos dicho antes que el problema con los beneficios o perjuicios que nos llevan en la dirección correcta es que suelen ser poco visibles desde el momento actual. Así que la solución para que tengan fuerza en el presente es precisamente hacerlos más presentes.  Pero ¿cómo se consigue eso?:

1)  Visualizando los resultados del futuro.

Puedes visualizar los perjuicios que a largo plazo te produciría una acción. Es lo que pasa cuando en los paquetes de tabaco se ponen las imágenes de personas que sufren los efectos del tabaquismo. Eso hace que los perjuicios que normalmente están ocultos en el futuro se vuelvan más presentes y tengan un mayor peso en la balanza.

De la misma manera también se puede hacer con los resultados positivos. Es lo que hacen las personas que para adelgazar ponen fotos de personas  en forma en su nevera. O lo que hacen los que se imaginan lo que sería tener mucho dinero, una gran casa y un coche potente para motivarse a trabajar.

Como veréis eso es coincidente con la tan cacareada ley de la atracción. La que dice que tu mente atrae hacia ti las cosas que tú imaginas. Siempre he estado en contra de esa teoría,no porque no sea favorable para la motivación imaginar los resultados positivos, sino porque esa teoría se olvida de destacar que eso es sólo el principio de lo que has de hacer para conseguir los resultados. En mi opinión la ley de la atracción funciona para la motivación pero no para la acción.

El efecto de la visualización se podría expresar así en un dibujo, como traer al presente los efectos del futuro.

visualizando el futuro

2)Consiguiendo resultados.

Cuando consigues un resultado positivo, eso hace que seas capaz de generar una mayor conexión entre el comportamiento deseado en el presente y el resultado deseado futuro, con lo cual el peso de ese resultado en la balanza será mayor. Eso es algo que se puede notar bastante cuando haces un esfuerzo por adelgazar. Al principio cuando quieres bajar de peso y estás aun gordo, el resultado futuro está muy lejano, así que es difícil hacerlo contar en el presente sin recurrir a algunos trucos. Sin embargo una vez que ya has adelgazado bastante, el resultado está mucho más a la vista así que es mucho más fácil que lo tengas en cuenta a la hora de la balanza.

Dado que conseguir resultados no es fácil al principio, la cuestión es ir fijándote en los resultados parciales que vas consiguiendo. Ese resultado parcial será la manera de acercar el resultado total final al momento presente. Si por ejemplo quieres escribir un libro, y nunca lo has hecho, el libro como resultado final es en principio algo demasiado lejano como para motivarte como resultado. Pero cuando consigas escribir un capítulo eso te servirá como resultado parcial para motivarte.

Consiguiendo resultados

3) Adquirir una mentalidad que incluya el futuro como relacionado con el presente.

Ya vimos en otro post anterior que las culturas en las que no existe una forma verbal distinta para el presente y el futuro son más adecuadas para sacrificar una incomodidad actual por un resultado futuro.  No estoy sugiriendo que pases a tener como lengua principal el chino mandarín, sino que intentes empezar a mirar la vida como un continuo, en el que el futuro y el presente no son mundos diferentes sino momentos diferentes de algo único que es tu vida.

Mentalidad continuo presente futuro

¿Y todo eso no va en contra de estar en el presente?

Todos los que tenemos interés en centrarnos en el presente siguiendo la mentalidad zen, podemos temer que pensar en el futuro nos lleve a alejarnos del presente. Sin embargo no hay que olvidar que el propio Eckart Tolle en el “Poder del Ahora” ( uno de los libros más importantes sobre plena presencia) dice que la mente ha de estar en el presente, viajando solo puntualmente al pasado y al futuro para considerar algo y volviendo después al presente.

 

El poder del ahora

El caso de traer al presente las consecuencias del futuro sería uno de los casos en que es razonable darse una vuelta por el futuro,  para saber dónde queremos ir y volver después al presente con la mente más clara y nuestros objetivos más definidos.

 

Como tener tu equipo de animadoras y aumentar la motivacion

Cheerleaders by JMR Photography

La motivación externa es buena pero no necesaria 

Hay situaciones en las que es fácil aumentar la motivacion.

Imagina que eres un jugador a punto de salir a un estadio de fútbol. El público está rugiendo, cantando el himno de tu equipo. Sales por el túnel del vestuario y a los lados ves caras sonrientes que te desean buena suerte que te dan una palmada en la espalda, que te dicen "eres el mejor". Pisas el césped y los aficionados aplauden hasta dejarse las manos coloradas. Por la megafonía del estadio mencionan tu nombre y entonces los gritos estallan, mientras todo el público corea tu nombre.

¿Sería bonito poder aumentar la motivacion así, verdad? Pero no eres un futbolista famoso, ni un personaje público, y nadie se molesta en animarte ni en decirte que lo vas a hacer fenomenal. No hay coreografías con tu nombre ni pancartas que te digan que eres único.

Pero no importa, no necesitas que nadie haga eso por ti. Tú mismo puedes generar elementos de motivación a tu alrededor.

Aumenta tu motivación: imagina.

Así puedes ir corriendo, y mientras lo haces imaginarte al entrenador de Rocky Balboa a tu lado dándote ánimos y gritando "Sigue...Sigue". A la vez puedes imaginar que suena la música de la película y te infunde ánimos.

Antes de una cita cuando te mires al espejo puedes imaginarte a James Bond o a  Angelina Jolie, diciéndote lo bien que estás y lo bien que te sienta la ropa, y que la persona a la que vayas a ver se va a quedar sorprendida con tu aspecto.

Cuando estés teniendo una discusión con una persona puedes imaginarte a tu lado al Dalai Lama sonriendo y diciéndote que sientas el enfado pero que no te desvíes de tu objetivo.

En cualquiera de los casos de lo que se trata es de conseguir convertir una situación que podría ser ordinaria en una situación en que las condiciones sean más favorables para ti. Si en la situación que imaginas esa persona estuviera ahí, puede que todo fuera más fácil. Así que haz que esa persona este ahí.

Además no tienes por qué limitarte a personas concretas, puedes imaginarte grupos de personas: Imagínate cuando sales de tu casa al trabajo un grupo de animadoras vestidas con tus colores favoritos que mueven el pompón y cantan tu nombre.

También puedes imaginar lo que desees en un lugar. Puedes mirar un paisaje desértico e imaginar que al final dando con el horizonte está el mar y convertir así un erial en un pequeño paraiso.

Es una cuestión de imaginación. No temas volverte loco. Nadie se ha vuelto loco por imaginar nada. Lo único que tienes que hacer es pensar en lo que quieres ver y poco a poco ir creando la imagen adecuada dándole detalles. Si has de imaginar una persona, visualiza su cara, su cuerpo, como va vestida, su tono de voz, su estado de ánimo.

Poco a poco puedes ir creando una especie de biblioteca de personajes que te ayuden a realizar cualquier tarea cotidiana.

La realidad es la que es , pero tu puedes mirarla como desees. Así que no tengas miedo y empieza a imaginar.