ADVERTENCIA: Admito que esta entrada puede resultar un poco complicada. Así que si no te gustan las cosas complicadas, mejor deja de leerla ahora mismo.
Uno de los mayores problemas de tomar decisiones es que tienes que considerar magnitudes distintas. Si he de decidir si me voy de viaje un fin de semana, he de comparar la diversión que puedo conseguir con el coste en tiempo y en dinero que me costará ese fin de semana. Si no hago algún tipo de conversión, no podré hacer el cálculo.
Es como si alguien te diera a elegir un coche o una cantidad de dinero. Si necesitas el coche, lo primero que tendrías que hacer sería saber qué valor puede tener el coche. Si no lo sabes decidir puede ser complicado, pero una vez que lo sepas la decisión será muy muy fácil.
El otro día leí un artículo en inglés que me inspiró para hacer esa entrada. Sin embargo se referían solo a dar un valor a tu tiempo a efectos de decidir lo que vale tu trabajo, y yo creo que se puede aplicar de manera más genérica para toda clase de actividades.
Quizá te hayas encontrado alguna vez en alguna de estas dudas:
¿Me merece la pena coger un tren más rápido que me cuesta 15 euros más, o mejor cojo el tren más lento y me ahorro el dinero?
¿Contrato a una persona para que me haga el diseño de la página web o la hago yo mismo?
Quiero comprarme una cámara de fotos. La he encontrado por un precio, pero quizá si busco la encuentre más barata. ¿Me merece la pena esperar?
¿Limpio yo la casa o contrato a una señora para que me lo haga pagándole una cantidad a la hora?
En cualquiera de esos casos el problema es valorar algo que no tiene un valor económico claro. El problema es cómo saber cuanto vale tu tiempo.
¿Cómo se suele hacer ese cálculo?
La aproximación habitual, es la de hacer la valoración de tu tiempo por lo que vale una hora de tu trabajo. Así por ejemplo si yo gano 20 euros a la hora, y la señora de la limpieza me cobra 9, la decisión de contratar a una señora de la limpieza sería obvia. Me estoy ahorrando 11 euros.
Sin embargo, no estoy de acuerdo en esa valoración. Por varios motivos:
– La valoración de mi trabajo la habría de hacer no en función de lo que me pagan por lo que trabajo sino en todo caso en función de lo que me pagarían por trabajar unas horas más. Quizá a mí me paguen 20 euros la hora, pero si quisiera trabajar más, no me pagarían nada o me pagarían a 10 euros la hora.
– Pensar que solo influye lo que dejas de hacer es un error. Quizá a mí me gusta limpiar la casa ( no es el caso desde luego) o quizá lo odio. Según sea uno u otro el caso la valoración de lo dejo de hacer por tener a la señora es diferente.
¿Cómo valorar lo que hacemos?
Establecer el valor de tu tiempo es complicado. Posiblemente al pensar en ello te darás cuenta de que te haces trampas a ti mismo. Que valoras de manera muy diferente el tiempo en las diversas circunstancias. Que quizá te dedicas como un loco a ahorrar tiempo en unas cosas y que lo malgastas de manera absurda en otras.
Lo mejor es que en cada actividad consideres tres componentes:
El valor del tiempo que dedicas a realizarla.
El valor de la incomodidad o del perjuicio que se te produce. O el valor del disfrute que genera.
El coste económico efectivo.
Y cada cosa ( que no sea el coste económico) la has de valorar en función de lo que pagarías para tenerla o para no tenerla. ¿Cuánto pagarías por tener ese tiempo disponible? ¿Cuánto pagarías para ahorrarte esa incomodidad? ¿Cuánto pagarías para tener ese rato de placer?.
Así por ejemplo si un amigo mío me invita a una fiesta en otra ciudad y tengo que ir en avión, podría hacer una cuenta parecida a esta.
– Tiempo destinado al viaje: 48 horas. (Lo veremos luego ).
-Incomodidad:
*Por viajar en avión: – 100 euros.
*Disfrute de estar en la fiesta: + 300 euros.
*reforzar la relación con mi amigo: + 400 euros.
*Por dormir en un hotel y no en mi casa: – 50 euros.
Coste económico del viaje: 200 euros de avión + 140 euros de hotel+ 2o euros regalo + 30 euros transporte+ 60 euros copas.
El valor que das a lo que no es coste económico depende de las circunstancias. Quizá te acabas de divorciar y el disfrute de pegarte una fiesta es muy grande. O quizá ha fallecido un familiar y no tienes ganas de nada. Quizá discutiste hace poco con tu amigo y no quieres perder la amistad. O quizá estás enfadado con tu amigo y no tienes interés en esa amistad.
Y también depende de lo que valga para ti el dinero. Si eres millonario, quizá pasarlo bien lo valores en mucho más dinero. Si estás en la ruina quizá lo valores en muchísimo menos.
El valor de cada hora de tu tiempo no es constante.
Al hacer antes el cálculo de los valores en el ejemplo no he puesto un valor a las horas que utilizas.
Cada hora de tu tiempo tiene un valor diferente según cómo sea tu vida y el momento en que te encuentres. Para un ejecutivo estresado que trabaja 70 horas a la semana, una hora libre tiene un valor muy grande. Pero el valor no depende de lo que gane en las horas que trabaja, sino del tiempo que tenga libre. Si con el mismo sueldo ese ejecutivo trabajara 20 horas a la semana, el valor de sus horas libres inmediatamente bajaría.
Si estás en el momento de más estrés del año, porque sea la época punta de actividad, el valor de tus horas será alto. Si estás en una época en que no se hace nada el valor de tus horas será bajo.
Por eso eres tú el que ha de determinar el valor de sus horas en cada circunstancia. Pensar en cuánto pagarías por tener una hora más libre. Ese es el valor de tu tiempo.
¿Por qué te cuento todo esto?
Si has llegado hasta aquí, te tengo que felicitar. Eres un valiente o una valiente. Es un post bastante extraño. Pero es importante para mí, por dos cosas:
-Por recordar que existe siempre un coste de oportunidad. Que cada cosa que hacemos, dejamos de hacer otras. Y que no existen las comidas gratis.
– Porque posiblemente al hacer el esfuerzo de valorar cosas diferentes, te habrás dado cuenta de que muchas veces cometemos errores graves de cálculo. Que para algunas cosas somos miserables, y para otras nos damos al derroche.
– Porque al calcular el valor de lo que haces y lo que dejas de hacer, te habrás dado cuenta de que tu tiempo tiene mucho valor. Y que matar el tiempo es matarte a ti mismo. Y que todo lo que no sea sacarle el jugo a tu tiempo trabajando, mejorando lo que eres, o disfrutando, es una forma de morir poco a poco.
Bueno, yo llegué al final. Me parece un artículo muy interesante. No había visto a nadie hacer o declarar estas consideraciones.
Fundamental tener en cuenta el valor intrínseco de la actividad, como en el ejemplo de la limpieza. Otro ejemplo sería el de fabricar tus propios muebles. Si eres una persona normal, es una estupidez; si eres un aficionado al bricolaje es tan divertido y satisfactorio que el coste de oportunidad palidece ante el valor que obtienes de la actividad.
Has introducido todos los elementos relevantes en la decisión y has recalcado que una misma persona en distintas situaciones actuará de manera distinta, que la decisión es siempre situacional.
Supongo que sería muy cansado siempre hacer este cálculo para cada una de nuestras decisiones, pero en las más importantes es importante tener en cuenta todos esos factores e irlos interiorizando.
Quizá como en todo, habría una manera ideal de hacer las cosas con el tiempo suficiente. Y después habría una manera en que se pueden hacer las cosas sin el tiempo suficiente, que sería una versión resumida de la manera ideal. Pero simplemente el hecho de tener en la cabeza los factores que influyen, creo que debería ser útil.
Supongo que el tiempo es relativo. Yo no valoro lo mismo mi tiempo cuando estoy en una tarde de domingo con amigos que cuando estoy dedicándolo al trabajo o a limpiar la casa. Tu ejemplo del viaje para la fiesta me ha resultado muy esclarecedor, a pesar de la densidad del post. Sería agotador pensar en esto cada vez que hacemos una actividad, pero no estaría mal reflexionarlo de vez en cuando. Me quedo con estas tres preguntas prácticas: “¿Cuánto pagarías por tener ese tiempo disponible? ¿Cuánto pagarías para ahorrarte esa incomodidad? ¿Cuánto pagarías para tener ese rato de placer?”. Muy buena la entrada.
Muchas gracias Inma. Sí, como le decía antes a Homominimus, lo veo más como un ejercicio para plantearnos nuestras prioridades, que cómo algo práctico para realizar siempre. Quizá sería útil para aquellas cosas que hacemos con mucha frecuencia sin plantearnos nada.