Ya hemos visto que la presencia es esencial para el carisma. Estar presente en las conversaciones transmite una energía muy intensa que no pasa desapercibida para las personas que tenemos alrededor. Sin embargo como he podido comprobar, no siempre es fácil mantenerse presente en las conversaciones. Para facilitarlo comentaré unas cuántas técnicas que considero que facilitan el mantener esa presencia.
Dado que son 5 técnicas propongo como ejercicio el usar cada día de la semana de lunes a viernes una diferente para comprobar su eficacia.
1. Lunes: Eliminar la posibilidad de interferencia.
Hay un viejo dicho que afirma que “quien evita la tentación evita el pecado”. Nada mejor que intentar dificultar la aparición de interrupciones que te distraigan de la conversación.
Puedes sentarte por ejemplo para tomar un café con un amigo mirando a la pared, en lugar de hacerlo mirando a la sala como quizá estás acostumbrado. O puedes mantener una conversación telefónica en un lugar donde no tengas nada que ojear mientras hablas. O puedes apagar el móvil o ponerlo en silencio o dejarlo en el coche antes de ir a hablar con alguien.
2. Martes: Desear prestar atención.
A veces para prestar atención nada es mejor que desear hacerlo. Y decírtelo a ti mismo. Puedes probar a hacer una respiración profunda antes de iniciar la conversación y decirte mentalmente”Voy a estar muy atento a esta conversación”.
3. Miércoles: Respetar los silencios.
Nada demuestra tanto el nerviosismo de una persona como su intención de tapar todos los silencios. No pasa nada porque en una conversación reine el silencio durante un par de segundos. Al igual que no se podría leer esta página si el fondo no fuera blanco, tampoco se puede escuchar realmente si no hay el suficiente tiempo de silencio.
4. Jueves: No sucumbir a la tentación de ser el que añada más valor
No conviene intentar ser siempre el que pone la guinda al pastel, y el que aporta lo más interesante a una conversación que quizá ya debería terminar o debería centrarse más en otras cosas. El mundo puede vivir sin la total exactitud, sin esa última aclaración. Especialmente es necesario tener cuidado con el intento de llevar la conversación a tu terreno, y aprovechar cualquier punto de la conversación para hablar de tus muchas virtudes.
5. Viernes: Fijarse en los detalles.
Una buena manera de poner más atención, es establecer el propósito de fijarte en pequeñas cosas que normalmente te pasarían desapercibidas.
¿De qué color exacto tiene los ojos la persona con la que estás hablando?. No pongas mirada de loco o loca mientras lo intentas descubrir, pero el hecho de que estés pendiente de eso hace que te puedas centrar más en la conversación, y en el momento presente.
Ejercicio de esta segunda semana:
Intenta practicar cada día una de las cosas que he mencionado. Y el sábado haz un resumen de todo lo que has aprendido con estas pequeñas prácticas. Si quieres en el post de análisis de los ejercicios de la semana lo puedes compartir.
Un recurso muy útil que uso para rellenar silencios y para fomentar ese ‘prestar atención’ que pides es el de dejar que sea el otro el que hable más. Aparte de que yo ya me conozco mucho y no me interesa oirme a mi mismo, es una buena forma de liberarte la presión del ‘¿y ahora que digo?’ si eres tu quien le deja que hable más. Ejemplo:
-Y que estudias?
-Pues hago psicologia
-Ah que bien. Yo arquitectura
MAL! Has llegado a un dead end donde te toca seguir hablando tu. Aplicando el principio de ”deja que el otro hable más”:
-Y que estudias?
-Pues hago psicología
-Ah que bien. ¿Y que te llevó a inclinarte por ahi? o Ah que bien ¿y te gusta? ¿es tal y como te esperabas antes de empezar?
BIEN! Además de que formulas una pregunta con la que el otro sigue hablando, es de esas preguntas que hace que uno se abra y hable de sus deseos y voluntades, y a la gente le encanta hablar de si misma.
Y para no convertir la conversación en un interrogatorio, y volviendo al principio de ‘dejar que el otro hable más’, puedes extraer detalles subcomunicados de la conversación y convertirlos en afirmaciones. Ejemplo:
-El verano pasado volví a viajar por el sur de Francia, me encanta esa zona
-Ah si, yo también la conozco, está muy bien. Deduzco que además te gusta comer bien, la cocina francesa por esas zonas es deliciosa
Y si resulta que no le gusta el sur de francia por eso no pasa nada, ya te corregirá, lo cual puede dar además a un nuevo tema de conversación.
Espero que sirvan estas pequeñas perlas de sabiduria para el Curso de relaciones sociales. Volveré a pasarme mañana a ver si hay más clases 😉
El 3 y el 4! uffffff cuanta razón!!
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Gracias Rebeca.
Alita no había visto tu comentario. Tienes mucha razón. De hecho está mañana estaba oyendo un podcast de un tío que lleva más de 400 entrevistas y decía que la estructura que el usa es:
– Él:Pregunta
– La otra persona: responde.
– Él hace una pregunta sobre la respuesta.
Sería algo como:
– A: ¿Qué estudias?
– B Psicología.
A- ¿Qué es lo que te llama la atención de la psicología?.
Aunque yo creo que sería aún mejor esta estructura:
A- ¿Qué estudias?
B- Psicología.
A. Lo que me gusta de la psicología es como te permite conocerte a ti mismo y a los demás. ¿Qué es lo que te llevó a estudiar psicología?.
En esta segunda estructura si aportas algo de valor pero dejas la iniciativa en la otra persona. Así se evita que sea un incómodo interrogatorio.
Esa es buena, demuestras también interés por lo que el interlocutor propone o dice. Me la apunto 😉
Esas técnicas que estáis comentando el pollo y tú para “demostrar interés” me recuerdan a una llamada “recogiendo semillas (o perlas)” que consiste en detectar las referencias clave que hace nuestro interlocutor cuando habla para averiguar los temas que le interesan y tirar del hilo haciendo que se sienta identificado y cómodo con nosotros.
Por ejemplo: en una cafetería inicias una conversación con una chica hablando del socorrido tiempo porque fuera está lloviendo muy fuerte:
Tú: Está cayendo una buena, menos mal que estamos a cubierto
Ella: sí, es cierto, menos mal
Tú: ¿vienes a menudo por aquí?
Ella: no, no mucho, entré más que nada para resguardarme de la tormenta
Tú: lo malo es que lloviendo así casi no se puede hacer nada fuera
Ella: es cierto, pero por lo menos es bueno para las plantas
Aquí tenemos la primera semilla y es que ella ha hecho referencia a “las plantas” con lo que demuestra un interés por ellas. La idea es tirar de ese hilo porque lo más probable es que a ella le guste, como por ejemplo diciendo “ah, ¿tienes un huerto? (o jardín)” Puede que no lo tenga y tan solo le guste la naturaleza o las plantas pero ya lo iremos averiguando según avance la conversación.
En vez de hacer referencia a las plantas podía haber dicho:
– Es cierto, pero está bien para quedarse en casa y leer
Aquí la semilla sería su referencia a “leer” con lo que tiraríamos por ahí.
Es bastante fácil hilar así una conversación donde prestamos mayor atención a sus gustos lo cual sin duda, también le agradará 🙂
Estoy de acuerdo Juan. La cuestión es estar atento a lo que la otra persona dice. Indirectamente todo el mundo nos indica de qué quiere hablar. Y si estamos atentos, podemos aprovechar esas “semillas” para dirigir la conversación.
Lo que ocurre es que casi siempre estamos pendientes de lo que vamos a decir nosotros, y entonces no escuchamos lo que dice la otra persona y nos quedamos sin pistas.
Lo que observo es que la gente está dispuesta a hablar X tiempo de algunos temas, y muchísimo más tiempo de otras cosas. Quizá a una persona le hablas de cine y desea hablar 5 minutos porque el tema no le fascina. Mientras que si le hablas de cocina sería capaz de hablar tres horas seguidas sin parar. Por eso es tan importante lo de encontrar las semillas, y usarlas.