Durante esta semana he estado realizando las prácticas de lenguaje no verbal que propuse en el capítulo 4 del curso de habilidades sociales.
Cada día de la semana tenía asignado un ejercicio:
Lunes: Vigila que no haya ningún obstáculo entre la persona con la que hablas y tú.
He comprobado que inconscientemente intento poner una barrera que me proteja siempre que hablo con una persona con la que no tengo demasiada confianza. Con las personas con las que tengo confianza no me ocurre. Una forma sutil de esa barrera es cruzar los tobillos debajo de la mesa.
Al darme cuenta de esa tendencia la corrijo, aunque me cuesta más en el caso de los tobillos.
Martes: No desvíes la mirada cuando otra persona esté hablando.
No me suele costar demasiado, pero cuanta menor es mi confianza más me cuesta mirar. En el trabajo por ejemplo si algo no lo tengo muy controlado me cuesta bastante más mirar. Lo mismo me ocurre si tengo poca energía por haber dormido mal.
En ocasiones desvío la mirada de quien me habla en el trabajo hacia los documentos. Es una especie de impaciencia, y entiendo que resulte molesto.
Miércoles. No te toques la cara.
No me suelo tocar la cara al hablar, pero a veces ocurre. Me he fijado en que otras personas lo hacen y transmite la sensación de que no se encuentran del todo cómodas, o que ocultan algo.
Jueves: Sonríe.
Para mí este es el elemento más importante de todos. Si no eres capaz de sonreír es porque no te sientes bien del todo, y normalmente algunos otros elementos dejarán de funcionaran. Lo primero ha de ser centrarte en eliminar todas las fricciones que hagan que no estés del todo bien y entonces la sonrisa saldrá sola.
Viernes: Los pies son el espejo del alma.
Esto es algo en lo que me suelo fijar siempre. Me intento girar para dar todo el cuerpo a la persona con la que hablo, y me fijo en las personas que hablan conmigo haciendo un giro como preparadas para irse. En ocasiones el girar el cuerpo es una manera de indicar tu deseo de marcharte.
Creo que es importante ser consciente de la posición, girarte siempre que puedas hacia la persona, y además cuando veas que la persona con la que hablas tiene los pies dirigidos hacia la salida, dejar de hablar. Muy probablemente te estarás haciendo pesado.