La mirada del ajedrecista

Kasparov da un paso. Mira al tablero. Piezas blancas y negras ocupan las casillas. Desde el otro lado, un hombre mira a Kasparov a través de las figuras, esperando. Kasparov piensa por un segundo y con un movimiento firme mueve un caballo. “Jaque”, dice. Cuando el hombre levanta la mirada, Kasparov ya ha pasado al siguiente tablero. 

¿Cuántas veces te quedas paralizado pensando en un problema, lamentándote por haber aparcado mal y recibido una multa, por haber olvidado el cumpleaños de tu mejor amigo, por haber enviado un mensaje una noche de borrachera?

Imagina reaccionar de una manera diferente. No lamentarte de las cosas, solamente ver lo que ocurre y actuar. Ser como el campeón de ajedrez que mira el tablero y no se pone a llorar, sino que piensa en la mejor jugada posible en la posición actual.

Aprende a usar la mirada del ajedrecista.

Cómo usar la mirada del ajedrecista

En realidad, lo que llamo aquí la mirada del ajedrecista sigue lo que recomendaban los estoicos:

1.Diagnostica la situación sin calificarla.

Trata de hacer un análisis desapegado. Ocurre X y Y y Z.  Algunas de esas cosas te gustan y otras no. Hay cosas que querías que ocurriera y cosas que no querías que ocurrieran. Pero ni siquiera tú sabes qué es lo mejor, así que no califiques.

Llevar el coche al taller no es lo que te gustaría, pero quizá por no conducir evites tener un accidente.

Este paso es el equivalente al ajedrecista mirando las piezas y viendo que su rey está en peligro, o que un peón puede comerle un caballo.

2 .Visualiza las posibles jugadas.

Piensa en los posibles planes. Plan A, plan B y plan C. Después haz la película en tu mente de lo que ocurriría si usaras cada uno de esos planes. No te limites a los efectos inmediatos, piensa en lo que esos efectos producirían en los demás. Usa lo que se llama pensamiento de segundo grado.

Puedes pensar en que quieres que te suban el sueldo. El plan A puede ser pedir un aumento a tu jefe. El efecto inmediato puede ser que te diga que sí o que no. Pero quizá después se produzcan otras consecuencias. Quizá después esté resentido, o quizá así te valore más.

Esta fase es muy especulativa. Tendrás que imaginar lo que podría pasar. No te hagas trampas al solitario. Tienes una intuición de lo que podría ocurrir. Esa intuición primera suele ser cierta.

En el ajedrez, esta fase sería cuando el jugador piensa en la posibilidad de mover la torre hacia delante, o echar el rey a un lado, o mover el caballo. El ajedrecista imagina qué pasaría si hiciera ese movimiento, como reaccionaría el rival y cómo reaccionaría él mismo al movimiento del rival. Cuanto más movimientos seas capaz de imaginar en el futuro, más completo será tu análisis.

3. Después de la ejecución, cambia tu atención. 

El ajedrecista, elige la jugada que cree mejor y la ejecuta. Después se olvida de los movimientos que podría haber hecho y se concentra en los posteriores. Si juega varias partidas, pasa su atención a otro tablero.

Haz tu lo mismo. Compara todas las opciones y elige la que creas más favorable para tus intereses a largo plazo. Luego gira y olvídalo. Piensa en la jugada siguiente o en otra cuestión pero no en la jugada pasada.

 

 

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2 comentarios en «La mirada del ajedrecista»

  1. Buenas! Aquí Jaír, de Efectivida.
    Me ha encantado la comparación. Jugué mucho al ajedrez hace años, aunque lo tengo abandonado ahora. Se pueden aprender muchas cosas de este magnífico juego.
    Gracias por tus artículos.
    Saludos desde Gran Canaria!

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