Hace mucho tiempo seguí un curso por internet que hablaba de la formación del lenguaje y los idiomas. De todas aquellas lecciones sólo me quedo una idea fundamental: la de que los idiomas tienen dos procesos que se alternan, la expresividad y la economía.
Para explicarlo sencillamente, las palabras con el uso pierden su fuerza. Y como queremos que tengan fuerza les añadimos alguna cosa más con la intención de reforzarlas. Posteriormente sin embargo la palabra reforzada , que es demasiado larga se acorta para ser más cómoda de pronunciar.
Se producen así fenómenos curiosos como el que ocurre en el chino mandarín ( no se si ocurre lo mismo en otras versiones del chino) en el que las palabras han sido recortadas respecto a las anteriores con lo que hay muchas palabras cortas iguales y solo la entonación con la que se pronuncian, que cambia de una palabra a otra, nos indica ante que palabra nos encontramos.
El aprendizaje avanza como un gusano o un acordeón.
No sé porqué, reflexionando sobre cómo aprendemos, me ha venido a la cabeza ese ejemplo de los idiomas. Es una cuestión distinta evidentemente, pero creo que hay un tipo de movimiento de gusano o acordeón, que forma parte de la naturaleza y también del ser humano.
Un gusano cuando se mueve, se extiende tanto como puede, y después se recoge y así se mueve hacia delante pero sin cambiar de tamaño. Igualmente un acordeón se infla y coge el aire que necesita para la música y después lo suelta y vuelve a su tamaño original.
En el caso del aprendizaje ese movimiento implica dos partes, que son los dos movimientos del aprendizaje, extensión y recogida:
1) Extensión o Ingestión.
Es el momento en que nos dirigimos al exterior. La ingestión. Es cuando buscamos nuevos conocimientos, como las raíces de un árbol que se extienden sedientas de minerales por el suelo.
Encontramos en ese viaje elementos que nos llaman la atención y elementos que nos resultan indiferentes o que simplemente rechazamos.
Los elementos que nos atraen y que conseguimos recordar pasan a formar parte de nosotros.
Esta fase no la realiza todo el mundo, claro. Hay mucha gente que se da por conforme con lo que sabe ya y que no quiere ir más allá. No realiza esta fase de extensión. Sin embargo, tengo la intuición, de que la gran mayoría de las personas que entran en esta página o en cualquier otra parecida, no tienen problemas con esta fase.
2) Recogida o Digestión .
Es el momento en el que digerimos lo que hemos ingerido antes. Y esta fase es la que a mí por lo menos me resulta más complicada. En otras entradas ya he hecho referencia a la necesidad de tener una organización de todas las ideas que hemos tenido, de tener un mapa del mundo.
Si la primera fase es equiparable a las raíces que se extienden por el suelo buscando, la segunda fase es equivalente al esfuerzo que se realiza por el árbol para obtener de lo encontrado los nutrientes esenciales, convirtiendo lo que está en la tierra y han alcanzado las raíces en algo útil y provechoso.
Se trata básicamente de aligerar. De convertir el nuevo peso que hemos captado es algo más liviano y que esté más integrado con lo que ya conocíamos antes. Es un proceso de compresión.
Pero ¿cómo hemos de realizar la compresión?
1. Cuando leemos un libro, escuchamos un audio, o vemos un video formativo normalmente recibimos una cantidad de información excesiva. Gran parte de los libros, están formados por ejemplos, que puede que sean interesantes para entender el concepto pero que no es necesario recordar. Hay que podar todo lo que no sea necesario y dejar sólo los conceptos esenciales.
2. Posteriormente las ideas se han de unir entre sí formando un todo con sentido. Se han de limar las aristas, y convertir toda la enseñanza en algo organizado.
3. Después ese conocimiento se ha de conectar con nuestros conocimientos preexistentes. ¿En qué lugar de tu mapa mental se puede colocar? ¿Y es de alguna manera contradictorio con lo que ya existe?.
Imagina que has aprendido por ejemplo que es importante mostrarte vulnerable frente a los demás. Y al integrarlo, lo colocas junto a la idea de como has de mostrarte a los demás. Pero allí tienes la idea de que es conveniente ser seguro. Así que has de buscar una manera de hacer compatible lo que no lo es en principio. Quizá en ese caso podrías decir que es conveniente mostrarse siempre seguro pero mostrar algunos toques de vulnerabilidad.
4. Una vez comprimido el conocimiento ha de soportar por supuesto la prueba de la práctica. La teoría es, no lo olvidemos, sólo importante por cuanto pueda aportar a la práctica. Así que si la teoría no sirve para apoyar la práctica es que no sirve.
¿Cuál es tu experiencia en esta cuestión? ¿ Estás de acuerdo o te parece una soberana tontería? Sea cuál sea tu opinión me gustará escucharla.
Hay una cosa muy curiosa con la fase de digestión, que vengo observando a lo largo de muchos años de trabajo con niños. Resulta que te te pasas un curso entero ofreciéndoles cosas que ingerir (sobretodo en el caso de cosas que no son tanto de contendidos, sino de actitudes y destrezas) y apenas ves unos pocos resultados. Pasan las vacaciones de verano y, a la vuelta, los resultados están ahí, Como por arte de magia.
Esto me hace deducir dos cosas esenciales sobre el proceso de aprendizaje:
1. Para digerir, en primer lugar hay que dejar de ingerir. No puedes llevar a cabo ambos procesos a la vez.
2. La digestión se da por sí sola. Ocurre cuando la mente está libre de obligaciones, es el subconsciente el que se ocupa de hacer las asociaciones correspondientes. El proceso de digestión o interiorización no requiere de ninguna intervención consciente, simplemente se da (siempre y cuando la ingestión haya sido de calidad y con buenos nutrientes).
Qué curioso lo que cuentas de los niños. Estoy de acuerdo en que es fundamental el dejar de digerir, porque si no todo se acumula y entonces es imposible procesarlo.
En cuanto a que la digestión se haga sola, creo que hay aparte de la captación del conocimiento un tratamiento de los datos adquiridos que es necesario para la digestión. Puedes incluirlo como parte de la digestión como yo he hecho en el post, o ponerlo como parte de la ingestión, tanto da, la cuestión es que entre la fase de captado de datos y la fase de la posibilidad de que los mismos sean utilizados, existe una fase intermedia que es la conversión de datos inconexos en una unidad con sentido. Y después entonces es cuando uno puede relajarse y dejar que las cosas funcionen solas.
Un saludo Anca y muchas gracias por comentar.
Quizá el eslabón perdido entre la ingestión y la digestión, sea el “aprendizaje activo”, la fase intermedia de la que habla Iván; que puede ser más consciente en la fase de ingestión y permite crear unidades con sentido.
Pero también esa fase puede estar en la digestión, cuando va pasando el tiempo y encuentras ocasiones de aplicar lo aprendido o medio-aprendido, y se van enriqueciendo las conexiones y los conceptos.
Nota: poco a poco vamos escribiendo nuestro pequeño manual de uso de la mente.
PD: muy interesante la observación de Balaj sobre el aprendizaje de los niños.
PD2: también creo que cuando estás ingeriendo constantemente es complicado que se produzca la fase de digestión.
PD3: una propuesta que estoy aplicando últimamente: varios días de la semana dedicados a la ingestión, donde abro el grifo informativo; y otros días donde me dedico a la consolidación, práctica o simple contemplación.
PD4: otra propuesta: alargar más los periodos de ingestión y digestión. Por ejemplo; dos semanas para ingestión, dos para digestión; o un mes para ingestión y otro para deglución; o bien algo menos sistemático, más natural; cuando sientas que estés “lleno”, parar de “comer” y descansar para que lo ingerido se vaya metabolizando. Y cuando sientas que necesitas nuevos inputs, comenzar de nuevo.
PD5: otra idea: la técnica del Hara Hachi Bu de los japoneses en la comida: parar cuando estés al 80% de tu capacidad mental o intelectual o de acumulación de conocimientos. Esta regla estaría bien para evitar los atracones y el exceso de comida intelectual fruto de nuestra neomanía o gusto por lo nuevo.
Me gusta eso de establecer diferencias para las fases. Quizá el método ideal sería el Hara Hachi Bu ( además de que me gusta como suena). Aunque se necesita una disciplina de hierro para dejar de ingerir. Ese es básicamente el problema. Así que mientras no se refuerce esa disciplina lo de establecer fases no sería mala idea.
En cuanto a las fases, creo que lo importante es ser consciente de que el trabajo comienza en el momento posterior a la ingestión. En el mismo momento en que se deja de adquirir nuevo conocimiento y se dedica el esfuerzo a organizar lo adquirido. Quizá entonces habría tres fases:
– Ingestión
– Masticado : procesamiento consciente de la información adquirida.
– Digestión pasiva: que sería el paso del tiempo que asienta la información.
¿Qué os parece?
Creo que el masticado es una buena analogía para el procesamiento consciente.
Y la digestión(pasiva) para el procesamiento inconsciente.
Excelente.
Sí, yo voto también por el masticado, es la fase que nos faltaba.
Me encanta la idea de ingerir dos semanas y parar otras dos. En este caso ingerir dos semanas y masticar otras dos (o cuatro), digerir y vuelta a empezar. Con adultos puede funcionar muy bien (con niños no estoy segura, porque en los períodos en los que hay vacaciones muy seguidas se desmantela todo, pero quizás con ciclos de 6 semanas, 2 de ingestión y 4 de masticación y 2 de digestión, podría funcionar).
PD: ¿Balaj? ¿Ahora me llamas Balaj? Pues yo a tí te llamaré Mínimus. Jo, es que hasta me entran ganas de hablarme de usted a mí misma.
Fue una ocurrencia. Para ver qué pasaba.