Lo que crees posible vs lo que es posible

Hay un número enorme de cosas que no imaginas posibles. Quizá algunas de ellas no las crees posibles por falta de imaginación, pero muchas otras no las puedes imaginar por las propias creencias que te limitan.

El límite de las creencias propias

Estás acostumbrado a vivir en un entorno y en unas circunstancias y salvo que seas una persona con una fe muy extrema en ti mismo, te costará imaginar un cambio radical de vida.

Mira esta imagen.

Lo que crees posible

El círculo de las cosas que crees posibles es mucho más pequeño que el círculo de las cosas que realmente son posibles.

Y eso opera en 2 sentidos.

1.En sentido positivo, puedes conseguir muchas más cosas que las que eres capaz de imaginar. Tu imaginación y tus miedos pueden ser un límite importante para lo que puedes conseguir. Para ampliar el círculo de las cosas que crees posibles es necesario usar la imaginación y aumentar tu fe en ti mismo. Sin suficiente fe, tu imaginación se negara a creer posible lo que considera demasiado para ti.

Esa fe en ti mismo para lo que crees posible es un mensaje bastante habitual en las marcas deportivas. "Just do it" dice Nike pretendiendo saltarse cualquier tipo de pensamiento. "Impossible is nothing" dice Adidas.

2. En sentido negativo también hay muchas más cosas que pueden pasar de las que tú crees. También en este caso es necesario utilizar la imaginación para pensar en todo lo negativo que puede ocurrir. Quizás si eres una persona muy hipocondriaca, no te interese este ejercicio, pero para la mayoría de la gente imaginar las posibilidades negativas , puede ser muy útil. Permite por un lado ser más agradecido con la situación actual y por otro estar mejor preparado ante todo lo que pueda ocurrir. Un ejemplo bastante claro de la imaginación de las cosas negativas es la frase memento mori, qué hace referencia al recuerdo qué hacían los antiguos de que todos vamos a morir. Aunque pueda parecer macabro, recordar la muerte nos centra en la vida y hace que disfrutemos más cada segundo.

El límite de las creencias de los demás

Por desgracia no estás limitado solamente por tus creencias, también estás limitado por las creencias de los demás.

En ocasiones esto ocurre por mala fe, por el deseo de que no escapes de la situación negativa que compartes con ellos. Es el llamado síndrome de la cesta de cangrejos.

En otras ocasiones puede ocurrir sin mala fe, simplemente porque una persona que no cree algo posible o que cree que va a ser complicado,  ni intentará conseguirlo él, ni te animará a conseguirlo a ti.

En todo caso sea con buena o con mala fe puedes seguir el consejo de la astronauta de color Mae C. Jemison

"Nunca te limites por la imaginación limitada de otros. Si adoptas sus actitudes, entonces la posibilidad no existirá porque tú la habrás impedido. Puedes escuchar la sabiduría de los demás, pero tienes que reevaluar el mundo por ti mismo. "

Tú mismo posiblemente en muchas ocasiones has proyectado tus creencias de lo que es posible sobre las aspiraciones y los sueños de los demás.

Creer que es posible no significa que sea probable

Estaría muy bien acabar la entrada diciéndote que trates de hacer posible lo que parece imposible. Pero hay que hacer una advertencia. Qué algo sea posible no significa qué algo sea probable, ni que intentarlo sea conveniente, o que esa posibilidad de tener éxito no sea ínfima.

Está muy bien creer en ti mismo pero esa creencia ha de acompañarse de un análisis de las circunstancias actuales, de los avances posibles en el futuro y de las posibilidades de éxito. Casi todo puede conseguirse, la cuestión es si estás dispuesto a dedicar el esfuerzo necesario para ello.

La fe en los tiempos de oscuridad

No temas, no te voy a hablar de creencias religiosas. Te voy  a hablar de fe en ti mismo. Todo el mundo habla siempre de que tienes que tener fe en ti mismo.  Y es importante, más importante de lo que puedas pensar, pero hay dos tipos de fes.

 

Por: flickr.com/photos/wandering_angel/1866818846

La fe en los tiempos luminosos. 

La primera fe es la fe que tienes en ti mismo cuando el cielo está despejado y no temes nada. Cuando todo parece que va a ir bien. Es muy fácil tener esa fe.

Es la misma fe que tenían los polacos al empezar la segunda guerra mundial en que su caballería tomaría Berlín en dos semanas. Es la misma fe que tenían los viajeros del Titanic cuando embarcaron en el barco más seguro del mundo.

Es la misma fe que tienen en ti tus amigos y familiares y las personas conocidas cuando el viento sopla de popa y todo parece sonreírte.

Esa fe no vale nada. Es como un paraguas un día de sol: algo innecesario y hasta quizá molesto.

 

La fe en tiempos de oscuridad

Cajón precavido fotografía de Roberto Egea. Todos los derechos reservados.

 

La fe en los tiempos de oscuridad. 

Pero hay otra fe. La fe de los ingleses cuando en la misma segunda guerra mundial había caído Francia y no había entrado en la guerra Estados Unidos y tenían que luchar solos contra la máquina de guerra nazi. Cuando las bombas caían a diario sobre Londres y todo parecía perdido.

Esa es la fe que vale, la fe del momento en que todo está en tu contra. Cuando todos los que creían en ti te han abandonado pero tú aprietas los dientes y decides que vas a seguir adelante.  La fe de los momentos oscuros. La fe que construye tu carácter cuando los tiempos están revueltos, y todo es mucho más complicado de lo que parecía.

¿Tienes fe en ti mismo sí, pero de qué tipo es tu fe?. ¿Es solo una fe de tiempos luminosos o es también una fe de tiempos de oscuridad?