“Gasté un montón de dinero en coches, mujeres y alcohol. El resto simplemente lo malgasté.”
George Best. Futbolista británico.
Últimamente se habla mucho sobre si la sociedad de consumo nos hace más felices o no. Aquí nos gusta siempre que es posible acudir a las pruebas. En un experimento de 2010 ( De Leire y Kalil “Does consumption buy happiness? Evidence from the United States” ) se trata de comprobar si eres más feliz si consumes más.
El consumo y la felicidad
El resultado nos dice que todo depende de qué consumas. Los investigadores descubrieron que solo hay un consumo que está relacionado con la felicidad, que es el consumo de ocio. Todo lo que consumas en bienes, en cuidado de la salud, en alimentos , en caridad, en vehículos o en casas, no está asociado de una manera significativa con la felicidad.
¿Por qué el consumo en ocio está relacionado con la felicidad? Al consumir ocio aumentamos nuestro contacto con otras personas. Vamos de vacaciones y conocemos a gente nueva. Salimos a tomar unas copas y hablamos con nuestros amigos. Nos apuntamos a una cata de vino y charlamos con los otros participantes. Y el reforzar las relaciones sociales sí está muy probado que contribuye a aumentar la felicidad.
Consecuencias.
Quiero que quede claro que yo defiendo que las personas dediquen su renta antes que nada a satisfacer sus necesidades básicas. Si no tienes trabajo, y no sabes como pagar la luz el mes que viene, no deberías plantearte ningún gasto superfluo.
Sin embargo si tienes tus necesidades básicas cubiertas, quizá deberías pensar si te merece la pena gastar dinero en un coche mejor, en una casa mejor, o en un bolso más caro. O si quizá es mejor que lo emplees en experiencias.
Quizá deberías viajar, quizá puedes ir a pasar un fin de semana romántico con tu pareja, quizá puedas irte de fiesta con los amigos.
Quizá el bueno de George Best estaba equivocado solamente en lo de los coches.