¿Es mejor el papel que la pantalla para aprender?

La mayor parte de nuestras lecturas las hacemos ya vía digital, pero ¿ es esa la mejor manera de aprender?

Eso es lo que trata de responder un estudio realizado en la universidad de Maryland. Te lo traducimos aquí por su interés.

Nativos digitales

Los estudiantes de hoy se consideran nativos digitales, la primera generación que creció rodeados de tecnología como teléfonos inteligentes, tabletas y lectores electrónicos.

Los maestros, padres y legisladores son conscientes de la creciente influencia de la tecnología y han respondido en consecuencia. Se ha invertido más dinero en tecnología para el aula, y los alumnos ahora reciben iPads proporcionados por la escuela y tienen acceso a libros de texto electrónicos. Los legisladores de California aprobaron una legislación en 2009 que exige que todos los libros de texto universitarios estén disponibles en formato electrónico para 2020; Los legisladores de Florida aprobaron una legislación en 2011 que requiere que las escuelas públicas conviertan todos los libros de texto a formatos digitales.

Dada esta tendencia, los maestros, estudiantes, padres y políticos pueden creer que la familiaridad y el gusto de los estudiantes por la tecnología se traduce en mejores resultados de aprendizaje. Pero hemos descubierto que no siempre es así.

Como estudiosos del aprendizaje y la comprensión de textos, nos hemos centrado recientemente en las distinciones entre la lectura de medios impresos y digitales. Si bien los nuevos tipos de tecnología en el aula, como los libros de texto digitales, son más accesibles y portátiles, es incorrecto suponer que la lectura digital beneficiará mejor a los estudiantes solo porque lo prefieren.

 

La velocidad tiene un costo

Nuestra investigación ha descubierto una disparidad considerable. Los estudiantes manifestaron que preferían y se desempeñaban mejor cuando leían en las pantallas. Sin embargo, su desempeño real sufrió como resultado.

Por ejemplo, a partir de una revisión de los datos publicados desde 1992, descubrimos que los alumnos podían absorber mejor el material impreso para textos de más de una página. Esto parece estar relacionado con el efecto perturbador del desplazamiento (scroll) en la comprensión. También nos sorprendió escuchar que en sus estudios de textos impresos y digitales, pocos investigadores evaluaron diferentes niveles de comprensión o informaron el tiempo de lectura.

Para profundizar en estas tendencias, realizamos tres experimentos sobre la capacidad de los estudiantes universitarios para captar información en papel y a través de pantallas.

Los estudiantes comenzaron calificando sus medios preferidos. Estos estudiantes realizaron tres tareas después de leer dos pasajes, uno en línea y otro impreso: Describir la idea básica de los textos, enumerar los puntos principales cubiertos en las lecturas y proporcionar cualquier otra información pertinente que puedan recordar. Cuando terminaron, les pedimos que calificaran su capacidad de comprensión.

La extensión de los textos varió a lo largo de los experimentos y recopilamos cantidades variables de datos (por ejemplo, tiempo de lectura). No obstante, surgieron algunos descubrimientos importantes que dieron nueva luz sobre las distinciones entre la lectura de contenido impreso y digital:

La gran mayoría de estudiantes eligió leer digitalmente.

Leer en línea fue sustancialmente más rápido que leer en forma impresa.

Los estudiantes pensaron que entendían más en línea que en forma impresa.

Contrariamente a la creencia popular, la lectura impresa mejoró la comprensión general en comparación con la lectura digital.

Para preguntas generales, el medio no hizo ninguna diferencia (como comprender la idea principal del texto).

Sin embargo, cuando se trataba de preguntas específicas, la comprensión de las personas era considerablemente mayor cuando leían materiales impresos.

glasses, book, education @ Pixabay

Poniendo la impresión en contexto

Hay ciertas conclusiones que pueden extraerse de estos hallazgos para legisladores, maestros, padres y estudiantes sobre el papel de la imprenta en una sociedad cada vez más digital.

1. Considera la meta

Todos leemos por diversas razones. A veces buscamos una respuesta específica a una consulta. A veces deseamos buscar en un periódico los titulares de hoy.

Cuando vayamos a tomar un artículo o texto en papel o digital, debemos recordar por qué estamos leyendo. Es casi seguro que habrá una diferencia en qué medio funciona mejor para qué objetivo.

En otras palabras, no existe una solución de “talla única”.

2. Examina la tarea

Uno de los resultados más constantes de nuestra investigación es que el medio no parece importar para algunas tareas. Si todo lo que se supone que los alumnos deben hacer es comprender y recordar el concepto principal o la sustancia de lo que están leyendo, no hay ninguna ventaja en usar un medio sobre otro.

Sin embargo, cuando la tarea de lectura requiere una mayor participación o una comprensión más profunda, los niños pueden beneficiarse de la lectura impresa. Los maestros pueden informar a los estudiantes que los medios que utilizan pueden tener un impacto en su capacidad para comprender el trabajo. Esta información tiene el potencial de reducir la disparidad que observamos entre las percepciones de los estudiantes sobre su desempeño y su desempeño real.

3. Reduce la velocidad

Pudimos desarrollar perfiles significativos de estudiantes universitarios basados ​​en cómo leyeron y comprendieron textos impresos y digitales en nuestro tercer experimento.

Entre esos perfiles, descubrimos un pequeño grupo de estudiantes universitarios que realmente entendieron mejor después de cambiar de impresión a digital. Este grupo de valores atípicos se diferenciaba por el hecho de que leían más lento en la computadora que en un libro. En otras palabras, no daban por sentada la conveniencia de interactuar con texto digital. Tomando este grupo elegido como modelo, los estudiantes podrían ser entrenados o instruidos para combatir la propensión a hojear los textos en línea.

4. Algo que no se puede cuantificar

Dejar de usar papel puede resultar ventajoso por razones económicas y medioambientales. Sin embargo, ciertamente hay algo significativo que se perdería con la pérdida de impresión.

Tenemos libros y artículos a los que nos referimos a diario en nuestra vida académica. Las páginas de estas valiosas lecturas presentan líneas de texto grabadas con consultas o reflexiones. Es difícil imaginar un mismo nivel de conexión con un texto digital. Definitivamente, la impresión siempre debe formar parte de la vida académica de los estudiantes, independientemente de su dominio electrónico.

Por supuesto, entendemos que la tendencia hacia la lectura en línea continuará sin cesar. Y no queremos minimizar las muchas ventajas de los textos en línea, como su amplitud y velocidad de acceso.

Más bien, queremos educar a los nativos digitales de hoy, y a aquellos que dan forma a sus experiencias educativas, que descartar la importancia de la palabra impresa para el aprendizaje y el desarrollo académico tiene grandes costos y repercusiones.

Fuente: Patricia A. Alexander, profesora de psicología de la Universidad de Maryland, y Lauren M. Singer Trakhman, profesora clínica asistente de la Universidad de Maryland El poder perdurable de la impresión en un mundo digital.

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