¿Por qué no me gustan los deportes de riesgo?

Lo siento por todos los apóstoles de los deportes extremos, por los anuncios de bebidas isotónicas y por los gurús que hacen apología de lanzarse al vacío. Yo nunca voy a hacer “puenting” ni me voy a dedicar al descenso de barrancos . ¿Soy un cobarde? ¿Tengo aversión al riesgo? ¿Quiero ahorrarme las tarifas de esas actividades?.

Con lo del riesgo no me refiero a la noria, cobarde.
Con lo del riesgo no me refiero a la noria, cobarde.

El riesgo por el riesgo.

Hoy en día es extremadamente frecuente la apología del riesgo por el riesgo, y la estima del hombre o la mujer de acción frente al de pensamiento. Todo eso no es casual, en mi inmodesta opinión, sino que es consecuencia de un interés del poder en que la gente se mantenga ocupada en cosas lejanas al control de los poderosos,  como expliqué en la rebelión de las mentes libres.

En realidad se trata de una infantilización de la sociedad. El riesgo sin cálculo es propio de los cerebros de los adolescentes que por su propia estructura aún en formación tienen una mayor dificultad para calcular los riesgos de las cosas. Y con una mayor tendencia a asumir riesgos además en el caso de los chicos por el efecto positivo que eso tiene en la aceptación de las chicas.

En los adultos la tendencia al riesgo se reduce mucho. Uno es mucho más consciente de la fragilidad de la vida y de las consecuencias negativas de un riesgo mal calculado.

 

Asunción de riesgos.

Fíjate que no hablo de no asumir riesgos. Solo estoy hablando de que los riesgos han de tener un objeto. O bien un tipo de entrenamiento para una actividad que vayas a realizar, o bien una recompensa. No estoy en contra de la persona que realiza de manera profesional un deporte de riesgo, porque para esa persona la recompensa es evidente y compensa la asunción del riesgo. De lo que estoy en contra es del riesgo por sí mismo sin una recompensa suficiente.

Sin embargo no dudo que algunos me dirán: “La recompensa está en la adrenalina segregada”, “En el olvido de todas las preocupaciones”. Y no dudo que para algunas personas sea así. Creo que hay maneras mucho más sensatas de olvidar las preocupaciones, y maneras mucho más creativas y adecuadas de reconectar con la existencia. Pero admito que es una opción mía que pueden no compartir otras personas.

La regla de la asunción del riesgo

La regla para mí es muy sencilla: 

Si R ( Riesgo) > RE ( Recompensa, sea conocida o estimada) entonces REALIZAR ACCIÓN. 

Si R ( Riesgo) < RE ( Recompensa, sea conocida o estimada) entonces NO REALIZAR ACCIÓN. 

Y puede que en teoría eso sea obvio. O que debiera serlo. Pero en muchas ocasiones el ruido social favorable al riesgo te puede llevar a asumirlo de forma automática sin pensar que sacas de ello.

Si después de haber hecho el análisis, crees que la recompensa ( sea la que sea la que crees que es) merece la pena, entonces adelante, arriésgate. Y disfruta. Pero si crees que no merece la pena entonces no te avergüences, y di bien alto que si alguna vez te arriesgas, quieres que sea para sacar algo de ello.

 

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8 comentarios en «¿Por qué no me gustan los deportes de riesgo?»

  1. Yo creo que en lugar de cobarde, eres una persona sensata.
    Tampoco tengo previsto,ni harta de vino,tirarme desde un puente de cabeza atada a un cable,ni tentar a la suerte para despeñarme por un barranco…,no comparto estas fórmulas de evasión o liberación y mucho menos pienso que son pruebas de superación a idolatrar ni de demostración de nada.
    No entiendo que se pueda convertir en una necesidad vital el poner en riesgo precisamente nuestra vida, pero cada uno es cada cual,y para gustos los colores,por eso el mundo no se vuelca.
    Cuando hablas de recompensa entiendo que te refieres a (ganacia-pérdida) pq creo que a la hora de asumir un riesgo es tan importante tener en cuenta lo que podemos ganar como lo que pudiéramos perder.Y cuando esa diferencia es positiva actuamos sin dudar.
    Ahora me surge una cuestión:qué hacer cuando la recompensa no la vemos a simple vista o incluso cuando sabemos que esa recompensa puede estar o no estar al final de arriesgarnos ? ¿nos arriesgamos por si acaso al final tenemos esa recompensa o no nos arriesgamos? ¿ante la duda:no?
    ¿cómo podemos vivir tranquilamente con el pensamiento atormentador de que si tal vez nos hubiésemos arriesgado,lo hubiésemos conseguido? yo no puedo.
    Hace poco me he visto en una situación en la que he tenido que estudiar los pros y los contras de un posible riesgo a asumir y no es nada fácil pq aunque intentas hacerlo con el pensamiento bien frio y despejado,aparecen sentimientos que lo distorsionan.
    Un saludo,muy interesante!!!

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    • En esa situación Isara creo que lo mejor sería multiplicar el beneficio por el tanto por ciento de posibilidades y dividir entre 100. Si no sabes estimar la probabilidad entonces no te queda otra que jugartela. Un saludo.

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  2. Yo distinguiría entre el riesgo físico y otro tipo de riesgos como el riesgo emocional, el riesgo a quedar en ridículo, el riesgo a ser rechazado por los demás…
    Cuando era joven, era capaz de asumir un riesgo físico importante. Podía asumir el riesgo de romperme la crisma en un descenso kamikaze en mountain bike con la única recompensa de la adrenalina o de contar la hazaña a los amigos, sin embargo era incapaz de dirigirle la palabra a una chica guapa por temor al rechazo.
    Con la edad se han cambiado las tornas. Ahora evito a toda costa el riesgo físico pero no me importa asumir cualquier otro tipo de riesgo si existe la más mínima posibilidad de conseguir algo que merezca la pena.
    Un saludo

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    • Pues la verdad es que tiene bastante sentido lo que dices. Supongo que lo que se produce es que te das cuenta de lo que realmente sí es un riesgo y de lo que es una creación de la mente. Quizá somos conscientes de que nuestro cuerpo es más frágil cuanto más pasa el tiempo, y que sin embargo nuestro ego se ha hecho más resistente aunque solo sea por la acumulación de rechazos.
      Un saludo

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  3. Creo que la adicción al riesgo, viene a veces provocada por la incapacidad de sentir o emocionarnos con lo que nos rodea en nuestra rutina vital, es decir en acabar viendo rutina donde no la hay, nada permanece igual y todo está en constante cambio. Si no somos capaces de sentir esos cambios, buscaremos sorprendernos con lo que sea..

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  4. No lo entiendo. Y coincido con el autor en muchas cosas. Pero no entiendo para nada a esta nueva casta de aventureros de pacotilla. Dicen que aman el riesgo, pero la verdad es que unicamente pretenden “ser valientes” enfrentando sus miedos a esta vida que es mucho mas dura que atarse una goma elastica a los tobillos y saltar. Asi que tu, que te crees el amo del puto mundo cuando saltas al vacio, cuando sales a navegar solo en tu moto de agua, con bandera pirata y todo (hay que joderse), y luego, ante un “talegazo” contra el duro suelo, o ante una tempestad del 7 que (claro, como ibas tu a saberlo, el pobre, que en el Gym no hace tantas olas) te pone la vida a un centrimetro de la muerte, te pones a grtitar, a jurar, y a que te saquen del pollo unos pescadores profesionales que SI que se la juegan a diario, unos GEAS, o un servidor, si se diera el caso. Pues eso, no seas capullo, y cuando te pique “el peligro”, al gimnasio a meterte con el cachas de turno. Si no por ti, hazlo por los demas.
    Sergio Buzo

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