El peligro de las espirales descendentes

A casi todos nos gusta ver el mundo como un lugar ordenado y previsible.  Nos gusta pensar que la gente al final tiene lo que se merece. Al fin y al cabo muchos años de ver películas de buenos y malos con final feliz nos han condicionado para eso. Y ni siquiera podemos echar la culpa solo al cine. Antes de que existiera el cine, el Lobo Feroz recibía su merecido, y la bella durmiente acababa siendo despertada por el beso de un príncipe. 

¿Cuál es el problema de ver el mundo de esa manera?

Si piensas que cada uno tiene al final lo que se merece, cuando tengas un resultado negativo por azar, tu autoestima disminuirá y adoptarás de creencias y comportamientos autolimitadores. Esa es la teoría que llevo a varios investigadores ( Callan y otros 2014) a realizar diversos experimentos.

El resultado de esos experimentos es que los participantes que experimentaron o incluso solo recordaron malos resultados, sufrieron una disminución de la autoestima. Y que esa disminución de la autoestima, incrementó las creencias de merecer malos resultados y produce diversos comportamientos y creencias destructivas.

 

La secuencia sería algo así.

 

espiral negativa

 

Tengo la sensación de que eso nos pasa, tanto a largo plazo como de forma inmediata. Cada vez que algo nos sale mal, disminuye nuestra autoestima y nos entran más dudas. Da igual que la próxima vez sea en un tiempo como si es un examen, un proyecto, una relación, o que sea de manera inmediata, como si fallamos un golpe en el golf o un gol cantado en el fútbol.

El otro día en el partido del mundial entre Chile y Brasil ocurrió una cosa curiosa. Un delantero chileno tuvo una ocasión en el último momento del partido para marcar. El balón golpeó en el larguero y no entró en la portería. No fue un fallo porque no era una ocasión nada fácil, y enviarla al larguero ya tuvo mucho mérito. Pero fue un resultado negativo. Así que posiblemente la autoestima del jugador disminuyó. Cuando le tocó tirar los penaltis, imaginé que lo fallaría. Tengo la hipótesis de que de alguna manera había entrado en su cabeza la idea de que ese día no iba a triunfar. Y así fue. ¿Casualidad? No hay manera de saberlo.

Hay que parar la espiral negativa en el primer momento. Es importante darnos cuenta de que el hecho de que hayamos obtenido resultados negativos no nos debe hacer dudar de nosotros mismos. Y conseguir reinterpretar esos malos resultados como un aviso de que tenemos que trabajar más ( mentalidad de crecimiento) y no como el apoyo de una creencia de que no somos los suficientemente buenos ( que sería una mentalidad fija).

 

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