Todo es susceptible de empeorar y eso es una buena noticia

Recuerdo una vez hace tiempo en que estaba en Berlín. Tenía que llegar al otro lado de la ciudad y como iba muy justo de dinero, quería ir en transporte público. Estaba muy incómodo, porque llevaba una mochila pesada, y estaba anocheciendo. Tenía prisa por llegar a la residencia universitaria porque tenía un horario estricto de entrada. Cuando miré el cartel de la parada de autobús, vi que el servicio estaba temporalmente interrumpido. Estaba además muy cansado porque no había dormido lo suficiente la noche anterior.

En ese momento pensé : "¿qué más puede pasarme?"

Un par de segundos después, en lo que me pareció un absurdo propio de una película, empezó a llover.

Esa situación absurda me enseñó ( de forma no demasiado dolorosa por suerte) una lección.

Todo es susceptible de empeorar.

A continuación tienes esta entrada en vídeo. Si prefieres en texto, puedes leerla a continuación del vídeo.

Hace unos días recordé esa lección al ver este vídeo.

 

El hecho de que todo sea susceptible de empeorar parece de un pesimismo terrible. Y sin embargo no es pesimista. Si todo puede empeorar, es que estés en la situación que estés, no es la peor situación posible. Hay una situación peor en la que tú no estás.

Todo es susceptible de empeorar

Hace poco vi en redes sociales un vídeo que me pareció impresionante. Es una madre cuidando a su hija, pero no una madre cualquiera sino una madre muy especial.

 

 

Ese vídeo me hizo pensar mucho. Tengo una hija pequeña y sacarla de la cuna, alimentarla y casi cualquier cosa con ella es un suplicio. Pero ¿qué pasa si pienso en cómo sería hacerlo en una situación mucho más complicada? En el vídeo la situación de la madre, sin brazos, es mucho más complicada que la mía. Pero no solo hace lo mismo que hago yo, sino que mientras que yo lo hago refunfuñando, ella lo hace sonriendo. De pronto, por contraste, mi situación no parece tan terrible. De pronto descubro que tengo suerte y motivos para estar agradecido, porque lo que me pasa podría ser mucho peor.

La felicidad funciona por el contraste entre las expectativas que tienes y lo que realmente ocurre. O entre lo que consideras que debería ser y lo que realmente es.

Si la referencia en tu mente es la de un multimillonario que vive en una isla privada tumbado al sol en su yate bebiendo piñas coladas es difícil que no te sientas un desgraciado cuando estás cambiando los pañales a tu bebé.

Pero si la referencia en tu cabeza es una persona que está en una situación mucho más dura que la tuya, o en tu misma situación pero en unas circunstancias mucho más complicadas, entonces tu situación de pronto no parece tan terrible.

Mi manera de ser optimista.

"Optimista es una persona que cae del Empire State y cuando lleva 50 pisos de caída dice: "Hasta ahora, todo bien". "

Así soy optimista.

Así soy optimista.

Algunas personas creen que todo irá siempre bien.

Algunas personas creen que todo irá siempre mal.

Yo no pertenezco a un grupo ni a otro. Según las circunstancias, a veces pienso que todo irá bien y a veces pienso que todo irá mal. Eso es lo que se llama ser realista, y tiene la ventaja innegable de que te permite ser plenamente consciente de lo que pasa con tu vida.

Pero si hago eso, ¿cómo hago para mantenerme positivo?

El secreto está en el paso siguiente. Cuando pienso en los problemas que surgirán, creo que se resolverán. Esa creencia no es una descripción de algo que ocurre, es una estimación de algo que ocurrirá.

Eso es lo más importante. Detrás de todo miedo, está el miedo a no ser capaz de afrontar las circunstancias que podamos encontrarnos. Ese miedo es el que hace que todos los demás miedos cuenten. Para evitarlo nada como la creencia de que todo se solucionará.

Algunas personas creen que todo se solucionará porque el universo les ama y encontrará una manera de dejarlos indemnes. Yo prefiero tener una fe tuerta en mi mismo. Y pensar que de alguna manera encontraré la solución a todo.

Al fin y al cabo, siempre he encontrado la solución a todos los problemas. Y por cierto, tú también lo has hecho siempre.

 

 

palabras positivas: cómo deberías hablarte a ti mismo.

Message Stones

La conexión entre las palabras que utilizamos y los pensamientos y sentimientos que nos producen está muy bien documentada. Si todo lo que oímos nos influye, lo que oímos de nosotros mismos nos influye aun más, porque estamos todo el día con nosotros y como suena directamente en nuestra cabeza sobrepasa todas las barreras de nuestra crítica.

Palabras negativas ajenas y propias

Cuidado: Lo que te dices a ti mismo va directamente a tu cabeza sin protección crítica alguna.

Por eso es especialmente importante que en nuestro diálogo interno usemos palabras que sean las más adecuadas para motivarnos. Lo que nunca debemos usar son palabras que tengan como consecuencia el que nos vengamos abajo o nos sintamos mal

Sin embargo normalmente nos cuesta usar palabras positivas y tenemos tendencia a utilizar palabras que no son las más adecuadas para que nuestros pensamientos sean positivos, porque son palabras con una carga de negatividad demasiado elevada. Así, hablamos fácilmente de desastres, de fracasos, de ridículos, y sin embargo nos cuesta mucho más usar para nosotros mismos palabras positivas, incluso delirantemente positivas..

A veces podemos cambiar una situación con el mero hecho de usar una palabra más positiva. Respecto a esto, recuerdo una charla de un experto en seducción llamado Tim que proponía usar términos positivos e incluso excesivos para todas las cosas, afirmando que eso produce efectos muy beneficiosos sobre el estado de ánimo: llamaba por ejemplo a su coche, que era poco menos que una chatarra el carruaje de la gloria. Términos así extremadamente exagerados pueden parecer en una primera mirada como ridículos y sin embargo tienen la ventaja de generar un estado de ánimo positivo e incluso hacernos mirar con humor situaciones que en principio podrían ser negativas si no nos las tomáramos así.

Propongo como ejercicio tomar tres elementos de nuestra realidad que sean bastante mejorables, y darles un nombre exageradamente positivo, y comprobar el efecto que eso produce en nuestra manera de pensar.

Palabras positivas y palabras negativas

Las cosas cambien según desde donde las miras. Y el desde donde las miras cambia según las palabras que utilices.

Por ejemplo a mí se me han ocurrido los siguientes ejemplos ( un poco influidos he de decirlo por la exageración propia de los palacios chinos y quizá un poco cursis pero que cumplen el objetivo de destacar en tu mente) :

La cuestión es intentar convertir palabras y acontecimientos ordinarios, mediante un toque de ilusión y como por arte de magia, en palabras y acontecimientos especiales, que generen entusiasmo.

Si realmente deseas saber como convertir tu diálogo interno en positivo, te recomiendo que uses un método infalible:  las afirmaciones